21 de abril de 2018

ANATOMÍA DE UN PINGÜINO


El pingüino es un pescador muy experto, su pico es ganchudo, con los bordes afilados. Se tragan a sus presas vivas y enteras, por ello la lengua y el interior de la boca tienen unas espinas que apuntan hacia atrás y evitan que la comida resbale y escape.

Además de tener más vasos sanguíneos para evitar que se congelen, los ojos del pingüino también tienen la córnea distinta, con una forma que les permite enfocar dentro y fuera del agua.

Las alas del pingüino son más bien unas potentes aletas con huesos anchos y planos que casi están fundidos.

Para poder sumergirse a bastante profundidad, los huesos del pingüino no son huevos como los de otras aves, sino sólidos y pesados. El pingüino aguanta la respiración debajo del agua unos 15 minutos.

Aunque las patas son muy cortas, tienen fémur, rodilla, tibia y fíbula. Así que, aunque parezca mentira, tienen rodillas.

Los pingüinos tienen patas palmeadas que les ayudan a nadar y a mantenerse erguidos. Como los pies están más atrás que el resto del cuerpo, ofrecen el equilibrio necesario para que el pingüino pueda caminar.

Los pingüinos tienen más plumas por centímetro cuadrado que cualquier ave que pueda volar. Además producen un aceite en la glándula uropigial, cerca de la cola, que impermeabiliza las plumas. Mudan una vez al año para sustituir las plumas desgastadas.

El pingüino traga mucha agua salada sin querer. Para extraer el exceso de sal de la sangre, tiene una glándula excretora de sal encima de cada ojo.

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