25 de noviembre de 2017

ACTA DE TRANSPORTE EN EL SIGLO XVIII


La tasa de criminalidad fue en aumento en el siglo XVIII en Gran Bretaña, por esa razón, para evitar ahorcamientos, en 1718 entró en vigor el Acta de Transporte. El acta era una manera legal de enviar lejos a los delincuentes y que trabajasen para las colonias. La decisión fue enviarlos a una región al otro lado del mundo: Australia. La primera flota zarpó hacia Australia el 13 de mayo de 1787.

Al llegar, se les preguntaba a los reos sobre sus oficios previos y su nivel de alfabetización para decidir dónde ubicarlos. Sin importar cuál fuese su pasad, a todos los convictos se le asignaba un oficio, los que sabían leer y escribir eran alejados de los trabajos manuales para que se dedicasen a tareas administrativas, donde se encargaban del papeleo y la burocracia de la colonia. Mientras que la misión de muchas mujeres era, poblar las colonias.

Los condenados que cumplían las normas y que no tenían ningún oficio eran asignados a la labranza de la tierra, para ayudar en la alimentación de las colonias en un intento por hacerlas autosuficientes. Los resultados eran variables, ya que en algunas zonas de Australia era difícil cultivar cualquier planta.

La vida de estos convictos no eran fácil, los castigos que sufrían podían ser brutales. Aquellos convictos que no se comportaban de acuerdo con las reglas eran sometidos a diversos castigos. Entre los más habituales estaba el ser azotado con un látigo de nueve puntas, que dejaba la espalda hecha un guiñapo.

Como algunas de las norias más grandes necesitaban de 25 presos para funcionar bien, y tenían 24 aspas. Otra forma de castigo era completar 160 vueltas de la noria. Los grilletes en los tobillos y los latigazos eran muy comunes.

Los que trabajaban construyendo carreteras y puentes podían pasar entre 14 y 18 horas al día, siete días a la semana, trabajando. Los que eran asignados a servir a los colonos libres estaban a merced de los abusos de sus señores.


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