19 de marzo de 2016

REMEDIOS CONTRA EL AMOR (SEGÚN OVIDIO)


En la obra de Ovidio “Remedium amoris” (Remedios contra el amor), del año 2 d. C., se dan una serie de consejos y estrategias para evitar los amores dañinos, la obra está dirigida a los jóvenes desencantados, para ayudarles a superar el dolor de amor, tanto si es un amor imposible o porque no sea correspondido. El poema, de carácter estoico, consta de 814 líneas escrito en latín.

Algunos de los consejos para los hombres que padecen mal de amores dicen así:

Actuar lo más pronto posible y, si no es posible, darle tiempo al tiempo, evitar el trato con la persona amada, dejar de verla, alejarse, ocuparse de otras actividades, tratar con otras personas, buscar otras posibilidades, no recrearse con lo que la recuerda.

Sigue diciendo: “Detente mientras puedas y las alteraciones de corazón sean aún pequeñas, detente pues la tardanza debilita. Considera que tipo de mujer es la que amas y sustrae tu cuello al yugo que lo va a esclavizar. Si, con todo, has dejado escapar el primer momento y el amor se ha introducido en tu pecho, la tarea es aún mayor pero no por eso hay que desesperar.

Intenta sofocar el fuego nada más producirse o bien cuando se extinga por sí mismo. Mientras la locura esté en su apogeo, cede a ella pues tiene difícil atajo. Evita la ociosidad, pues es causa y alimento de ese agradable mal. Venus ama la ociosidad tanto como el álamo el agua.  Tú que buscas el final del amor, decídete a hacer algo y estarás seguro.

Por las noches el sueño se apodera del que está cansado y no la preocupación por la persona amada. Emprende un largo viaje si puedes, lejos, aunque te veas retenido por sólidas cadenas. Titubearás y llorarás, pero, cuanto menos quieras irte, más lo necesitas.

No creas que basta con distanciarse y quédate lejos mientras tu amor va perdiendo fuerza, piensa en los defectos de la persona de la que estás enamorado, en sus acciones malas, en sus ofensas.

Cuando te pida la unión carnal y la entrega propia de tu juventud, para que no te cautive en el acto, búscate a cualquier otra en la que descargues tu vigor. Haz también el amor en la postura que creas que le va peor. Fíjate con cuidado en sus defectos una vez que hayáis terminado de yacer.

Si eres blando y el amor te oprime, deja de luchar. Debes saciar la sed en la que te abrasas. Bebe incluso más de lo que demandan tus entrañas. Disfruta sin cesar de tu amada sin que nadie te lo impida. Que ella te robe las noches y los días. Busca el hartazgo, que así acabará antes tu mal.

Evita la soledad. Triste estarás si estás solo y en tu mente te aparecerá la imagen de la persona amada como si estuviera presente. No frecuentes compañía de otros que sufren males de amores, pues te contagiarás. Huye de los lugares cómplices de vuestro amor. no releas las tiernas cartas que conservas de la persona que amas y échalas al fuego, pues capaces son de conmover a los espíritus inmutables. Ni tampoco leas a los poets del amor, como Calímaco, Safo, Anacreonte, Tibulo, Propercio y Galo.

Evita en fin todo lo que puede renovar tu amor, pues una llama que no es nada puede volver a encenderse”.

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