REMEDIOS CONTRA EL AMOR (SEGÚN OVIDIO)
En la obra de Ovidio “Remedium amoris” (Remedios contra el amor),
del año 2 d. C., se dan una serie de consejos y estrategias para evitar los
amores dañinos, la obra está dirigida a los jóvenes desencantados, para
ayudarles a superar el dolor de amor, tanto si es un amor imposible o porque no
sea correspondido. El poema, de carácter estoico, consta de 814 líneas escrito
en latín.
Algunos de los consejos para los hombres que padecen mal de
amores dicen así:
Actuar lo más pronto posible y, si no es posible, darle
tiempo al tiempo, evitar el trato con la persona amada, dejar de verla,
alejarse, ocuparse de otras actividades, tratar con otras personas, buscar
otras posibilidades, no recrearse con lo que la recuerda.
Sigue diciendo: “Detente mientras puedas y las alteraciones
de corazón sean aún pequeñas, detente pues la tardanza debilita. Considera que
tipo de mujer es la que amas y sustrae tu cuello al yugo que lo va a
esclavizar. Si, con todo, has dejado escapar el primer momento y el amor se ha
introducido en tu pecho, la tarea es aún mayor pero no por eso hay que
desesperar.
Intenta sofocar el fuego nada más producirse o bien cuando
se extinga por sí mismo. Mientras la locura esté en su apogeo, cede a ella pues
tiene difícil atajo. Evita la ociosidad, pues es causa y alimento de ese
agradable mal. Venus ama la ociosidad tanto como el álamo el agua. Tú que buscas el final del amor, decídete a
hacer algo y estarás seguro.
Por las noches el sueño se apodera del que está cansado y no
la preocupación por la persona amada. Emprende un largo viaje si puedes, lejos,
aunque te veas retenido por sólidas cadenas. Titubearás y llorarás, pero,
cuanto menos quieras irte, más lo necesitas.
No creas que basta con distanciarse y quédate lejos mientras
tu amor va perdiendo fuerza, piensa en los defectos de la persona de la que
estás enamorado, en sus acciones malas, en sus ofensas.
Cuando te pida la unión carnal y la entrega propia de tu
juventud, para que no te cautive en el acto, búscate a cualquier otra en la que
descargues tu vigor. Haz también el amor en la postura que creas que le va
peor. Fíjate con cuidado en sus defectos una vez que hayáis terminado de yacer.
Si eres blando y el amor te oprime, deja de luchar. Debes
saciar la sed en la que te abrasas. Bebe incluso más de lo que demandan tus
entrañas. Disfruta sin cesar de tu amada sin que nadie te lo impida. Que ella
te robe las noches y los días. Busca el hartazgo, que así acabará antes tu mal.
Evita la soledad. Triste estarás si estás solo y en tu mente
te aparecerá la imagen de la persona amada como si estuviera presente. No
frecuentes compañía de otros que sufren males de amores, pues te contagiarás.
Huye de los lugares cómplices de vuestro amor. no releas las tiernas cartas que
conservas de la persona que amas y échalas al fuego, pues capaces son de
conmover a los espíritus inmutables. Ni tampoco leas a los poets del amor, como
Calímaco, Safo, Anacreonte, Tibulo, Propercio y Galo.
Evita en fin todo lo que puede renovar tu amor, pues una
llama que no es nada puede volver a encenderse”.
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