EL TURCO
Hubo un tiempo en el que se podía ver un famoso jugador de
ajedrez mecánico al que llamaban “El Turco”. El artilugio lo construyó Wolfgang
von Kempelen (1734-1803) en 1769. La máquina era una enorme caja dividida en
dos compartimentos, que si se abrían dejaban ver cables y mecanismos. El muñeco
aparecía sentado ante el tablero, vestido con ropas de múltiples colores y un
turbante de seda. El Turco tenía un brazo extensible que movía las piezas.
El Turco salió por primera ante el público en 1770, ante la
corte de la emperatriz austriaca María Teresa. A partir de ese momento comenzó
una gira por toda Europa que duró 20 años. Cuando Kempelen se cansó del
autómata, lo arrinconó en el palacio de Austria. Jugando con muchos personajes
ilustres: José II, la Zarina Catalina II, Federico II de Prusia, Napoleón
Bonaparte, Edgar Allan Poe, etc.
En el año 1789, Joseph Friedrich zu Racknitz construyó un
duplicado y publicó un libro en Dresde donde reflexionaba sobre su
funcionamiento. Despues de la muerte de Kempelen, en 1804, el autómata pasó por
muchos propietarios, acabando con Johann Maelzel.
El secreto, o mejor dicho el engaño era muy simple. Antes de
cada exhibición los espectadores podían examinar el interior de la máquina,
pero el truco estaba que sólo se abría una parte del compartimento, en el otro
se escondía un jugador de ajedrez, una vez comprobado, pasaba al otro lado.
Durante la partida, el jugador, que no podía ser muy alto,
se colocaba en el compartimento que se encontraba encima del tablero y con
ayuda de unos imanes movía las piezas. El impostor era muy buen ajedrecista, le
ganó las partidas a los mejores jugadores de la época: William Schlumberger,
Jacques F. Mouret, Peter Williams, William Lewis, etc.
Unos años, según cuenta la leyenda, después el engañó lo
descubrió un inteligentísimo espectador que se dio cuenta durante una de sus
exhibiciones. En medio de la actuación grito ¡Fuego! y el ajedrecista que se
encontraba en el interior, salió despavorido.
En 1838, después de la muerte de Maelzel, la máquina se
exhibió en el museo chino de Filadelfia. En 1854, quedó destruida por un
incendio.
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