22 de marzo de 2016

EL TURCO


Hubo un tiempo en el que se podía ver un famoso jugador de ajedrez mecánico al que llamaban “El Turco”. El artilugio lo construyó Wolfgang von Kempelen (1734-1803) en 1769. La máquina era una enorme caja dividida en dos compartimentos, que si se abrían dejaban ver cables y mecanismos. El muñeco aparecía sentado ante el tablero, vestido con ropas de múltiples colores y un turbante de seda. El Turco tenía un brazo extensible que movía las piezas.

El Turco salió por primera ante el público en 1770, ante la corte de la emperatriz austriaca María Teresa. A partir de ese momento comenzó una gira por toda Europa que duró 20 años. Cuando Kempelen se cansó del autómata, lo arrinconó en el palacio de Austria. Jugando con muchos personajes ilustres: José II, la Zarina Catalina II, Federico II de Prusia, Napoleón Bonaparte, Edgar Allan Poe, etc.

En el año 1789, Joseph Friedrich zu Racknitz construyó un duplicado y publicó un libro en Dresde donde reflexionaba sobre su funcionamiento. Despues de la muerte de Kempelen, en 1804, el autómata pasó por muchos propietarios, acabando con Johann Maelzel.

El secreto, o mejor dicho el engaño era muy simple. Antes de cada exhibición los espectadores podían examinar el interior de la máquina, pero el truco estaba que sólo se abría una parte del compartimento, en el otro se escondía un jugador de ajedrez, una vez comprobado, pasaba al otro lado.

Durante la partida, el jugador, que no podía ser muy alto, se colocaba en el compartimento que se encontraba encima del tablero y con ayuda de unos imanes movía las piezas. El impostor era muy buen ajedrecista, le ganó las partidas a los mejores jugadores de la época: William Schlumberger, Jacques F. Mouret, Peter Williams, William Lewis, etc.

Unos años, según cuenta la leyenda, después el engañó lo descubrió un inteligentísimo espectador que se dio cuenta durante una de sus exhibiciones. En medio de la actuación grito ¡Fuego! y el ajedrecista que se encontraba en el interior, salió despavorido.

En 1838, después de la muerte de Maelzel, la máquina se exhibió en el museo chino de Filadelfia. En 1854, quedó destruida por un incendio.

0 comentarios :