VELÁZQUEZ Y LA CRUZ DE LA ORDEN DE SANTIAGO
Como reconocimiento a los méritos artísticos y al leal servicio prestado durante más de treinta y cinco años, el 12 de junio de 1658 el rey firmó en el Buen Retiro la cédula de concesión del hábito de la Orden de Caballería de Santiago a Diego Silva Velázquez (1599-1660).
El rey Felipe IV (1605-1665) había mostrado su idea de ennoblecer a su pintor favorito, pero el asunto lo debía resolver el Consejo de Ordenes, que era el encargado de investigar si Velázquez se lo merecía, en función de su hidalguía y la de sus antepasados.
Las gestiones se llevaron a cabo en Sevilla y Madrid y, después de examinar unos ciento cincuenta testigos, el Consejo puso reparos a los abuelos maternos y a la abuela paterna, y le dijo al rey que sólo con una dispensa del Papa sería posible el reconocimiento. Otro problema era que las constituciones de la caballería excluían el oficio de pintor. Con las gestiones del rey y sus embajadores ante Alejandro VII se obtuvo el documento de dispensa. El 28 de noviembre de 1659, se hizo efectivo el hábito a pesar de no ser noble.
Sus orígenes sevillanos eran sospechosos de descender de conversos, pero los empleos en Palacio fueron salvando los problemas, pero las dos situaciones adversas: la limpieza de sangre y el oficio de pintor, si eran un gran obstáculo para disfrutar del hábito de Caballería. Solamente la dispensa de nobleza del Papa y la cédula de Felipe IV, consiguió que fuera nombrado Caballero de Santiago, el más alto honor alcanzado por un pintor del siglo XVII en España.
El último servicio de Velázquez al rey estuvo relacionado con la firma de la Paz de los Pirineos en la isla de los Faisanes, en la desembocadura del río Bidasoa, en junio de 1660, entre Luis XIV de Francia y Felipe IV, sellándola con la boda real del rey francés con la infanta María Teresa de Austria. Como Aposentador Mayor, Velázquez se hizo cargo de todo, por primera vez se encontró en una ceremonia oficial en su papel de cortesano, luciendo orgulloso la medalla de Caballero de Santiago.
Poco tiempo después de regresar de este viaje, el 6 de agosto de 1660 murió Velázquez en Madrid, en la Casa del Tesoro. Pocos días después murió su viuda Juana Pacheco.
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