MONASTERIOS MEDIEVALES
La regla de San Benito de Nursia (480-547), Abad, Patrón de
Europa y Patriarca del monasticismo occidental, constituyó un importante
referente para los monasterios medievales.
Quien pretendía entrar como monje en un monasterio del
Occidente medieval, tenía que pasar un año de prueba como novicio. Después
venía la profesión (promissio) que constaba de tres ceremonias: stabilitas,
conversatio morum y obedentia. La aprobación final era competencia del obispo.
El cumplimiento de las reglas monásticas la tenía el abad,
que era elegido por la totalidad de los monjes o por la parte dotada de mejor
criterio (sanior pars). Junto al abad, un grupo reducido de colaboradores se
encargaban de las distintas funciones: decanos, prepósito, mayordomo,
enfermero, hospedero, maestro de novicios, etc. Una docena de monjes, era lo
ideal para una comunidad casi familiar.
Aunque la clausura no era total, la regla de Benito de
Nursia daba mucha importancia a la vida en comunidad, decía que era la mejor
forma de combatir uno de los vicios más generalizaos del momento; el vagabundeo
de monjes.
La jornada un monje se dividía en seis partes: Oficio divino
(Opus Dei); meditación; lectura (ambas sobre textos bíblicos, recibían el
nombre de Lectio Divina); trabajo manual (Opus manuum); sueño y comida. La
regla era bastante tolerante en la distribución del tiempo.
Hasta el siglo XI, se guardaba la abstinencia del consumo de
carne, sólo se permitía comerla en la enfermería. Más tarde se comía en la mesa
del abad cuando tenía algún invitado. Desde finales del XII, se estableció la
costumbre de un turno rotatorio de invitaciones de monjes a la mesa del abad.
Desde principios del siglo XIV, se permitía comer carne tres o cuatro días a la
semana, siempre en un comedor más discreto que el comedor principal.
2 comentarios :
Muchas gracias por tus publicaciones, de la mayoría tengo que decir.......¡no lo sabía!
Besos, Mª José
María José, muchas gracias a ti por leerme y comentar. Besos.
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