LA PRINCESA DE BEKHTEN (HISTORIA DE EGIPTO)
Ramsés II viajó a la tierra de Neherm (en Siria occidental,
cerca del Éufrates), el motivo era recoger el tributo de acuerdo con una
costumbre anual. Los mandatarios extranjeros fueron a saludar al faraón y a
llevarle un regalo. Todos le regalaban oro, lapislázuli, turquesas, y toda
clase de piedras preciosas. El príncipe de Bekhten, no pensó en ofrecer lo
mismo que los demás, él le ofreció a su hija mayor, Ramsés aceptó el regalo y
la llevó con él a Egipto. Al hacerla esposa real le dio el nombre de “Ra-Neferu”
(la belleza de Ra, el dios Sol).
Unos años después, en el año quince de su reinado, el príncipe
de Bekhten apareció en Tebas, cuando fue llevado a la presencia de Ramsés, le
explicó el motivo de su visita a Egipto. Su hija menor, la hermana de
Ra-Neferu, estaba gravemente enferma, y le rogaba al faraón que enviase un
médico para que visitase a su hija Bent-Reshet. Ramsés llamó a todos los sabios
de su corte y les pidió que uno de ellos viajara a Bekhten y sanase a la joven
hermana de su esposa. El elegido fue Tehuti-em-beb.
Cuando llegó, después de examinarla, llegó a la conclusión
de que la joven princesa de Bekhtenm estaba bajo la influencia de algún espíritu
maligno. El problema era que él no tenía poder, ni para exorcizar ni para
enfrentarse a ese problema con éxito.
Cuando el rey de Bekhten vio que el médico de Ramsés no
podía hacer nada, envió a un emisario por segunda vez a Egipto, para que el
faraón enviara un dios que sanara a su hija. Cuando el emisario llegó a Tebas
se estaban celebrando la fiesta de Amón.
Ramsés II, entrando en el templo de Khonsu-Nefer-hetep, dijo
al dios: “O mi justo Señor, he venido una vez más en tu presencia a implorarte
en nombre de la hija del príncipe de Bekhten, haz que tu magia expulse el espíritu
maligno de la hija del príncipe”. El faraón envió la estatua del dios Khonsu a
Bekhten. El dios llegó diecisiete meses después, y lo llevaron donde estaba la
princesa y, nada más ponerla delante de ella el espíritu la dejó y ella se puso
bien al instante.
Después del éxito del dios, el príncipe se negó a devolver
la estatua a Ramsés II. Durante tres años, cuatro meses y cinco días,
permaneció con el príncipe. Un día soñó que un halcón dorado levantaba el vuelo
y emprendía el camino de Egipto. Ese sueño lo interpretó como una revelación de
que el dios quería regresar a su tierra. El príncipe de Bekhten la devolvió inmediatamente
al faraón.
2 comentarios :
Es tuyo el articulo? te lo estan plagiando en https://www.facebook.com/102739314588640/photos/a.102936607902244/130625838466654/?type=3&theater
Anónimo, muchas gracias por el aviso. Hay personas muy "listas". Saludos.
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