9 de diciembre de 2013

INÉS DE CASTRO Y PEDRO I DE PORTUGAL


El rey Alfonso IV de Portugal (1291-1357) pactó el segundo matrimonio de su hijo Pedro con Constanza Manuel (1290-13139), hija del noble castellano Juan Manuel (autor del conde Lucanor). Doña Constanza llegó a la corte portuguesa con Inés de Castro (1325-1355), su prima y dama de compañía. El infante don Pedro que no quería casarse con la elegida de su padre, sintió un flechazo nada más ver a Inés, una joven rubia y elegante, esa pasión inicial fue correspondida por ella. En los primeros años de matrimonio, Pedro mantuvo una relación con Inés, Constanza lo sabía y se resignó a la situación.

Pedro tuvo cuatro hijos con Inés; Alfonso, Beatriz, Juan y Dionisio, y con Constanza uno, Fernando, en cuyo parto murió ella en 1345. Nueve años después de la muerte de su esposa, Pedro se casó en secreto con Inés.

Cuando el rey se enteró de la boda, viendo peligrar los derechos del reino portugués de su nieto legitimo. La solución a ese problema fue asesinarla, así el 7 de enero del año 1355, en el Palacio Real de Coímbra, el rey mandó a tres hombres (Diego López Pacheco, Pedro Coelho y Álvaro Gonçalves) que decapitaron a Inés de Castro.

El infante don Pedro se enfrentó desesperado a su padre, provocó una guerra civil y otros duros enfrentamientos, esto duró hasta la muerte del rey. Don Pedro fue proclamado rey, reinó con el nombre de Pedro I el Cruel. La primera cosa que hizo al llegar al trono fue mandar la ejecución de los que habían matado a su amada, Diego López Pacheco logró salvarse ya que huyó a España, los otros dos fueron vengados por Pedro I. Fueron torturados hasta la muerte, se les arrancó el corazón cuando todavía estaban vivos y sus restos fueron quemados.

Cuentan que Pedro I exhumó el cadáver de Inés, habían pasado dos años, vistió de gala lo que quedaba de ella, le puso una corona en la cabeza y la sentó en el trono. Obligó a toda la corte portuguesa a rendir honores a la difunta reina, entre otras cosas tuvieron que besarle la mano.

Los restos de la reina fueron trasladados hasta el Monasterio de Alcobaça en Portugal, donde había mandado esculpir una tumba una escenificación de toda su vida. En Enero de 1367 falleció Pedro I, le enterraron cerca de Inés. En lugar de colocar las tumbas una al lado de la otra, las pusieron una en frente de la otra, como había ordenado él, para que cuando llegase el día del Juicio Final y los cuerpos salieran de sus tumbas, lo primero que viese el rey fuese el rostro de Inés.

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