27 de diciembre de 2013

LA MUERTE DE RASPUTÍN


Grígori Efímovich (o Yefímovich) Rasputín (1872-1916), conocido como el “Monje Loco”, fue aventurero, monje y cortesano ruso. De origen humilde y campesino, sin ninguna formación, adquirió una gran popularidad por sus malas artes para embaucar a la familia imperial rusa de Nicolás II y aprovecharse de todas las mujeres de la corte. También se le conocía por hacer creer que tenía poderes para curar enfermedades y predecir el futuro.

Rasputín tenía harta a la aristocracia por el poder que adquirió con esas falsas curaciones y sus profecías falsas. Era tanto su poder que llegó a nombrar a miembros del Gobierno, y tenía tanta influencia sobre la zarina, y a través de ella al propio zar, que en la corte rusa no se movía nadie si no era con el permiso de Rasputín.

El 31 de diciembre de 1916 varios aristócratas tomaron la decisión de que ya estaban hartos de Rasputín, y que había que asesinarlo. Lo invitaron a cenar, en las tortas de pan y en el vino de Rasputín, pusieron cianuro, en cantidad suficiente para matar a un ejército, con Rasputín no tuvieron suerte. No sabían o no pensaron que el cianuro pierde casi todo su efecto si se mezcla con alcohol.

Uno de los aristócratas, el príncipe Yusupov, viendo que Rasputín no moría con el cianuro, saco su arma y disparó al corazón del monje. El disparo solamente le rozó y salió corriendo del lugar. Los nobles le persiguieron disparándole, Rasputín cayó muerto. Para asegurarse que está vez estaba bien muerto le pegaron una paliza, golpeándole la cabeza con palos. Después le ataron y tiraron su cuerpo a las aguas heladas del río Neva.

Al realizarle la autopsia, el resultado fue que no murió ni envenenado, ni a tiros, ni por la paliza, ni congelado, murió ahogado. En sus pulmones había agua, eso quiere decir que, cuando lo lanzaron al agua estaba vivo.

Poco después del entierro de Rasputín, se rumoreaba que junto a su cadáver también se había enterrado oro. Alexander Kerenski, político ruso, ordenó que el cuerpo fuera exhumado. No había oro, pero decidieron hacer desaparecer el cuerpo, el motivo fue unas revueltas que provocó la exhumación. El Gobierno mandó descuartizar el cuerpo y quemarlo.

No se sabe en qué momento y quién, desde que murió, alguien amputo el pene de Rasputín. Hay varios sospechosos: una de sus muchas amantes, la hija de Rasputín, el forense que le hizo la autopsia. La cuestión es que el pene acabó en París en manos de un anticuario. Un urólogo se lo llevó a San Petersburgo, y lo colocó en su consulta. No es seguro que sea de Rasputín, pero cada día en el Museo del Ermitage, en San Petersburgo, multitud de personas visitan el pene embalsamado de veintiséis centímetros de Rasputín.

0 comentarios :