ABETO
El nombre de abeto deriva del latino “habies” con el que se
llamaba antiguamente al “abeto blanco” que crece espontáneamente en los montes
del centro y sur de Europa. Son típicos de zonas de alta montaña y regiones
frías.
Todas las especies de los géneros “Abies” y “Picea”,
normalmente unidas bajo la denominación común de abeto, pertenecen a las
pináceas. Existen 40 especies de Abies y 28 especies de Picea. Los Abies
provienen de las cadenas montañosas de Europa central y meridional, de Asia
(Himalaya y Japón) y de América del Norte. Los Picea tienen un origen casi
idéntico, pero en Asia y en las zonas menos frías de Siberia nacen espontáneamente.
Puede llegar a alcanzar los 60 metros de altura.
Como todas las coníferas, también los abetos tienen frutos
llamados “piñas”, estos frutos de color bronce, en el abeto de Colorado su
color es púrpura y, durante la primavera en el abeto rojo y en el blanco.
La utilización de los abetos para la obtención de madera es antiquísima.
Su uso en decoración se remonta a finales del siglo XVIII, época en la que
fueron realizados grandes parques en Europa. En esos parques, colocaban los
abetos junto a plantas de tronco alto y, de esa manera, se creaban grupos muy vistosos
con distintas tonalidades de verde.
De los abetos de Normandía se utilizaba su madera en la antigüedad
para construir vigas en la construcción de edificios, y para la fabricación de
instrumentos musicales. De la corteza del abeto se extrae la trementina de
Estrasburgo, la esencia de trementina, la colofonia y la pez negra.
En medicina se utiliza para prevenir catarros y gripes, es
diurético, cicatrizante, contra la bronquitis, la inflamación de la vejiga, la
gota, etc.
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