22 de diciembre de 2013

ABETO


El nombre de abeto deriva del latino “habies” con el que se llamaba antiguamente al “abeto blanco” que crece espontáneamente en los montes del centro y sur de Europa. Son típicos de zonas de alta montaña y regiones frías.

Todas las especies de los géneros “Abies” y “Picea”, normalmente unidas bajo la denominación común de abeto, pertenecen a las pináceas. Existen 40 especies de Abies y 28 especies de Picea. Los Abies provienen de las cadenas montañosas de Europa central y meridional, de Asia (Himalaya y Japón) y de América del Norte. Los Picea tienen un origen casi idéntico, pero en Asia y en las zonas menos frías de Siberia nacen espontáneamente. Puede llegar a alcanzar los 60 metros de altura.

Como todas las coníferas, también los abetos tienen frutos llamados “piñas”, estos frutos de color bronce, en el abeto de Colorado su color es púrpura y, durante la primavera en el abeto rojo y en el blanco.

La utilización de los abetos para la obtención de madera es antiquísima. Su uso en decoración se remonta a finales del siglo XVIII, época en la que fueron realizados grandes parques en Europa. En esos parques, colocaban los abetos junto a plantas de tronco alto y, de esa manera, se creaban grupos muy vistosos con distintas tonalidades de verde.

De los abetos de Normandía se utilizaba su madera en la antigüedad para construir vigas en la construcción de edificios, y para la fabricación de instrumentos musicales. De la corteza del abeto se extrae la trementina de Estrasburgo, la esencia de trementina, la colofonia y la pez negra.

En medicina se utiliza para prevenir catarros y gripes, es diurético, cicatrizante, contra la bronquitis, la inflamación de la vejiga, la gota, etc.

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