28 de noviembre de 2013

RITUAL FUNERARIO VIKINGO


Los rituales funerarios de los vikingos, en el siglo X, empezaban así: Cerca del río, colocaban un barco fuera del agua, y levantaban cuatro postes de madera en las cuatro esquinas, alrededor ponían grandes estatuas de madera con forma humana. El barco lo colocaban entre los postes. Los hombres iban y venían mientras pronunciaban sus oraciones. El barco lo recubrían con cojines forrados y bordados de seda griega y una almohada de la misma tela.

Vestían al difunto con calzones, calcetines, botas, un manto y una capa de tejido con bordados en oro con botones del mismo metal, un gorro de brocado en seda, y tapado con pieles de marta y sus armas. Lo tumbaban, en una especie de tienda que colocaban en el interior del barco, sobre unas mantas forradas con la cabeza apoyada sobre unos cojines. Colocaban a su alrededor bebidas alcohólicas, frutos, plantas aromáticas, pan, carne y cebollas.

Traían un perro, lo cortaban en dos y lo lanzaban sobre el barco. Le llevaban al difunto dos caballos, los troceaban a golpes de espada y lanzaban los trozos al barco. Llevaban dos bueyes, los despiezaban y lanzaban su carne al barco. Para finalizar llevaban un gallo y una gallina, los mataban y los arrojaban al interior del barco.

En ese momento se les preguntaba a las mujeres esclavas del difunto, si alguna quería morir con él. El día de los funerales, la que había aceptado la propuesta, era visitada por los hombres, la conducían hasta un altar en forma de marco y los hombres la levantaban tres veces en brazos mientras el jefe gritaba unas invocaciones. Llevaban a la mujer al barco, se despojaba de sus joyas y subía al barco, pero sin acercarse todavía al difunto. Los hombres con escudos y bastones, le tendían una copa, ella se lo bebía. De esta manera se despedía de sus amigos.

En ese momento se acercaba a la tienda del difunto. Seis hombres entraban en la tienda y tenían relaciones sexuales con ella sucesivamente. Después la acostaba junto a su señor. Dos hombres la cogían por los pies y otros dos por las manos. Le colocaban un lazo alrededor del cuello y dos hombres cogían los extremos que tiraban de ellos, la anciana se acercaba con un cuchillo y se lo clavaba a la muchacha en las costillas, los hombres tiraban del lazo hasta que moría.

El pariente más cercano del difunto, se acercaba, desnudo, con una astilla, la encendía y se dirigía al barco caminando de espaldas con la antorcha en una mano y la otra en sus nalgas, y tiraba la astilla en el barco. A continuación los demás con otras astillas encendidas y las arrojaban también al barco. Todo se convertía en un gran fuego.

En el lugar donde habían colocado el barco después de sacarlo del río, levantaban un montículo y en el centro colocaban un poste de madera de haya sobre el que escribían el nombre del muerto y el del rey de los vikingos. Después todos los que habían asistido a la ceremonia se alejaban de allí.

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