LOS MAYAS Y EL JADE
Para las culturas precolombinas o prehispánicas de
Mesoamérica, especialmente para los mayas, el jade significaba la vida, la
fertilidad y el poder, tenía más valor que el oro. En el mito de la creación
maya, se habla de 3 piedras de jade que fueron colocadas por el dios del Maíz, en
la Creación del Mundo. También en las antiguas culturas Olmecas y Aztecas
concedían al jade un significado fundamental.
Cuentan que cuando Hernán Cortés y Moctezuma se encontraron,
éste le obsequió con dos cuentas de jade imperial, de color verde claro, y le
aconsejó que se lo entregara a su rey, ya que cada cuenta valía más que “dos
cargas de oro”.
Los mayas adoraban el jade como elemento funerario de reyes
y nobles, enterraban a sus difuntos con máscaras sobre el rostro, esta máscara
llevaba un trozo de jade en la boca. El jade facilitaba la ascensión al más
allá, era un bien supremo en las ofrendas divinas en forma de brazaletes,
tobilleras, orejeras, collares, vasos funerarios, máscaras, estatuas, etc.
Considerada la piedra del aliento, una cuenta de jade
delante de la nariz revelaba la respiración del alma en los seres vivos. Para
los mayas del Período Clásico, los elementos del aliento se relacionaban más
con las orejeras y las flores que con las cuentas nasales. Un elemento presente
en las orejeras mayas del Clásico era el tubo de jade que termina con una
cuenta.
Según los mayas era posible trasportarse al otro mundo a
través de una pieza de jade, la cual era colocada debajo de la lengua del
difunto.
Utilizaban también el jade como símbolo de buena suerte y
salud. Curaban enfermedades de los riñones con esta piedra sagrada.
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