LA EDUCACIÓN DE FELIPE II
El 27 de mayo de 1527 nació en Valladolid el futuro rey
Felipe II, hijo de Isabel de Portugal y Carlos I. durante sus primeros años de
vida, el príncipe, junto con su hermana María, estuvo al cuidado de su madre,
su padre, se ocupaba de la defensa de los intereses de la corona.
Bajo el cuidado de su madre, Felipe II creció en un ambiente
relajado y sencillo. Con siete años, todavía no sabía leer ni escribir, por esa
razón, le asignaron un tutor, Juan Martínez de Silíceo, quien empezó su educación
con la ayuda de un cortesano, éste se encargo de hacer una cartilla de primeras
letras, una gramática castellana sencilla y tradujo al castellano la obra “Instituio
principis christiani” (Educación del príncipe cristiano) que Erasmo de
Rotterdam había dedicado a su padre.
Al año siguiente fue separado de su madre, el motivo fue que
desde el año 1535 el príncipe tuvo su propia casa, una residencia y una corte
propias. A partir de ese momento su vida se desarrolló ahí. Mientras sus
profesores se encargaban de su formación intelectual y religiosa, el cuidado de
su educación física y sus principios se le asignaron a Juan de Zúñiga. La dureza,
la rigidez y la disciplina formaron parte de la educación que su padre creía
indispensables para un príncipe.
En 1541, el rey, sustituyó a Juan Martínez de Silíceo por
considerarlo muy condescendiente con su hijo, además de profesor, era su
confidente. A partir de ese momento Felipe tuvo otros profesores, Juan Ginés de
Sepúlveda se encargó de enseñarle geografía e historia; Honorato Juan,
matemáticas y arquitectura, y Cristóbal Calvete de Estrella, latín y griego.
Era un alumno muy aplicado, tenía predilección por la
lectura y la música, por ese motivo desde los trece años viajaba con sus
propios juglares y coro, también a esa edad empezó a comprar libros para formar
su propia biblioteca.
Carlos V, se encargó de su formación política, compuso para
él cuatro escritos llamados “Instrucciones”, en ellos le recomienda como llevar
de manera inteligente el gobierno de la monarquía, consejos sobre los
principios con que debía actuar un rey, y como tenía que manejarse ante todo
tipo de situaciones. La primera la escribió en Madrid cuando Felipe tenía dos
años (1592), la segunda, la de Palamós en 1543, la de Augsburgo en 1548, y la
de Bruselas en 1556.
Sentía pasión por la naturaleza. Le encantaba dar largos
paseos deleitándose con la belleza de las flores y las plantas, cazando,
pescando. Años más tarde ayudó a diseñar los jardines de sus palacios.
La educación recibida hizo de Felipe II un joven retraído, prudente,
autoexigente, responsable, metódico, etc. Fue uno de los monarcas mejor
formados de su época.
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