PROSTITUCIÓN EN ESPAÑA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
La reglamentación, en España, en el siglo XVI y XVII, para
el ejercicio de la prostitución establecía que la solicitante tenía que ser
mayor de 12 años, huérfana o de padres desconocidos, o abandonada por su
familia, y que hubiera perdido la virginidad. Era obligación del juez antes de
dar el permiso, intentar convencer a la demandante con una charla moral. Después
de cumplir con todos los requisitos, la mujer quedaba autorizada para ejercer.
Habitualmente era revisadas por el médico de la corte destinado
para estos trabajos. Una vez al año, el viernes de Cuaresma, las prostitutas
eran llevadas por los alguaciles a la iglesia de las Recogidas. Allí el
sacerdote las amenazaba con la pena del infierno. En Cuaresma y Semana Santa
los prostíbulos permanecían cerrados. En el siglo XVI existían lugares para
mujeres arrepentidas. En Madrid se fundó el primer establecimiento en 1587.
Felipe IV, en 1623, ordenó el cierre de los prostíbulos porque
decía que sólo servían para la profanación de odios, escándalos e
inquietudes.
La tarifa era medio real, eso equivalía a la cuarta parte
del salario diario de un peón. Hacia mediados del siglo XVII había más de 80
mancebías en la Corte de Madrid. Valencia fue la ciudad española con mayor índice
de prostitución. También destacó Sevilla donde se calcula que había unas 3.000
prostitutas.
También tuvo un importante desarrollo la práctica de la
sodomía. La inquisición sólo tuvo autoridad sobre este delito en la Corona de
Aragón. El tribunal que recogió más casos de sodomía fue el de Zaragoza con 791
casos, seguido por el de Barcelona con 453 casos, y Valencia con 379 casos. En los
casos de sodomía la mayoría de los casos eran de personas jóvenes, donde
abundaban los clérigos, estudiantes, buhoneros, extranjeros.
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