REPRODUCCIÓN DE LIBROS EN LA ANTIGUA ROMA
La cultura de Grecia tuvo una gran influencia sobre el
Imperio romano, tras su caída en el siglo II a. C., Roma cayó bajo el influjo
de la cultura helénica. Los libros griegos se extendieron a miles en Roma. Incluso
se trasladaron a Roma algunos traficantes griegos de libros. Eran editores y
vendedores a la vez. Muy pronto el negocio de los libros empieza a organizarse.
Para poder atender a la producción de las reproducciones de
libros, rápidamente y a gran escala, los empresarios del libro, se nutren de
personal especializado, muchos de ellos esclavos, griegos sobre todo, éstos eran
muy solicitados y caros (100.000 sestercios) era lo que costaba un “servus
literatus”.
Estos esclavos eran también maestros de caligrafía para los
niños. A pesar de ser esclavos cobraban por su trabajo, los salarios eran bajos
en tiempo de los primeros emperadores, más tarde mejoraron. Diocleciano, en un
edicto, fijó el máximo que había que pagar por 100 líneas de la mejor escritura
25 denarios. Para un trabajo más humilde, cobraban 20 denarios. Además había
esclavas que eran expertas en la reproducción de libros.
Las reproducciones comerciales se hacían de tal manera que
varios copistas podían trabajar a la vez. Uno dictaba y los otros escribían. En
unos cuantos días lanzaban al mercado cientos de ejemplares de un nuevo libro. Sin
embargo, a pesar de esas grandes producciones y los salarios bajos de los
esclavos, la fabricación era muy cara. Por esa razón los empresarios querían
rapidez en el trabajo de reproducción.
Esas “prisas” traían como consecuencia muchos errores de los
copistas. Muchos autores y lectores se quejaban de esas erratas. Cicerón se
mostraba indignado que hablaba de “libros llenos de mentiras”. Le decía a su
hermano: “Ya no sé dónde buscar los libros latinos, tan pecadores son los que
se venden en plaza”. También se achacan esos errores por ser los copistas
griegos y no conocer el idioma.
Los lectores también buscaban los ejemplares más correctos. Cuando
querían comprar volúmenes antiguos, consultaban a los expertos. Grandes
cantidades de volúmenes se vendían también a las numerosas bibliotecas
públicas.
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