MOISÉS Y EL DRAGÓN ROJO
Moisés poseía la ciencia de la verdadera magia de los
egipcios, de ella se sirvió para separar las aguas en el Mar Rojo, convertir en
serpiente una vara de madera, predijo las plagas de Egipto, y otras muchas
cosas extraordinarias.
Desde pequeño su talento natural le hizo dominar todas las
ciencias de los egipcios, cuando ya lo sabía todo, se interesó por las ciencias
mágicas. Para conseguirlo se hizo discípulo del sumo sacerdote Anacharsis, que
era el más sabio de todos los magos.
El mago, al darse cuenta de lo bien dotado que estaba para
el estudio de la verdadera ciencia, le enseñó todo lo que sabía, Moisés, como
buen alumno que era, aprovechó al máximo esas enseñanzas, y ponto supo lo
mismo, o más que su maestro.
Anacharsis tenía entre sus talismanes un pequeño dragón
rojo, era de metal tallado. Moisés estaba fascinado con el dragón. Su maestro dándose
cuenta de que ya estaba preparado para explicarle el misterio del dragón le
dijo:
“Este dragón que tanto atrae tus miradas es el símbolo de tu
misma persona. Como tú, es hijo de las aguas, me ha servido para atraer tus
pasos al templo de la verdadera sabiduría.
Este dragón ha influido en ti desde el momento en que fuiste
arrojado al Nilo, hasta la hora presente, y para el resto de tu vida.
Has de saber que en el momento en que tú fuiste lanzado al
río por tu misma madre, cumpliendo el mandato del Faraón de matar a los niños
primogénitos de los judíos, este dragón te tomó bajo su protección, haciendo
que el cestillo donde fuiste arrojado al Nilo flotara en las aguas.
Además influyo en que Thermutis, la hija del Faraón, para que
pasara por el río a esa hora. Influyó también, en que te recogiera y te hiciera
criar.
Ahora y después de lo que ya conoces, no extrañaras la gran
influencia que este pequeño dragón ha ejercido sobre tu persona. Él fue también
el que te sugirió el deseo de venir a mi casa para aprender las ciencias
mágicas, y él, finalmente te dará poder para poder para aprender las ciencias
mágicas.
Para que por su virtud, veas logrado algún día todo lo que s
e te antoje, por extraordinario y maravilloso que sea. Por tu bondad y
sabiduría te has hecho digno de todo mi cariño, quiero entregarte este precioso
talismán que te proporcionará un absoluto control sobre los espíritus y los
elementos del Universo.
Con este talismán no habrá nada imposible. Lo que si te
digo, es que todos los días al salir el Sol digas las siguientes palabras: “Jobsa,
Jalma, Afia”, es la invocación al espíritu superior.
Después de decir estas palabras le darás al dragón un gramo
de alcanfor puro y sin mezcla, del tamaño de un grano de trigo".
Moisés cogió el pequeño dragón, y se despidió del anciano prometiéndole
que todo su empeño, desde ese momento, sería cumplir los consejos y enseñanzas
de su maestro.
0 comentarios :
Publicar un comentario