ARRIANISMO Y CATOLICISMO

En la Alta Edad Media existieron muchas variedades de cristianismo, en tiempos del obispo Godo Ulfilas (310 d. C.-383 d. C.), había dos sectas principales. Una de ellas, era la predicada por un sacerdote que se llamaba Arrio, así que la religión se llamó arrianismo. 

El arrianismo, realzaba la suprema importancia de Dios. Jesús era considerado como un ser humano, un ser creado sometido a Dios.

La otra concepción era que Dios, Jesús y el Espíritu Santo constituían tres aspectos completamente iguales, una trinidad, de un solo Ser. Fue adoptada por una gran asamblea de obispos y, considerada la doctrina oficial de la Iglesia Universal. Los que creían en ella fueron llamados católicos.

A pesar de que el punto de vista católico era el oficial, los arrianos defendieron su posición durante todo el siglo IV. Había un gran odio entre las dos sectas, y crueles acosos mutuos.

Ulfilas se convirtió al arrianismo y predicó a los godos el cristianismo arriano. Los godos se convirtieron al arrianismo y, en siglos posteriores, se convirtieron también otras tribus germánicas. Las tribus germánicas, que vivían bajo una primitiva forma de monarquía en la que el rey era visible para todos y no tenía mucho más poder que sus guerreros, se inclinaban por una concepción de Jesús que no lo colocaba demasiado por encima de la gente. Concebía a Jesús como un líder tribal.

Cuando el arrianismo estuvo totalmente asociado a los germanos, perdió popularidad entre los romanos, que se fueron haciendo casi a la vez católicos. Los romanos estaban acostumbrados a los emperadores, que estaban apartados de la vista de la mayoría y rodeados de rituales y ceremonias. De esta manera, lo romanos estaban más dispuestos que los germanos a concebir a Jesús como un emperador divino y como Gobernante Imperial del Universo, y no como un pequeño rey.

La conversión de los germanos al cristianismo arriano contribuyó a distinguirlos de los romanos. Estaban divididos y no unidos por una religión común.