HISTORIA DEL YOGUR
Su sabor inconfundible y sus beneficiosas bacterias, buenísimas
para el sistema inmunológico, han hecho del yogur un alimento fundamental
desde hace siglos.
El nombre del yogur tiene su origen en la palabra búlgara “jaurt”. También es conocido como yogurt, yogourt o yoghourt, aunque la Real Academia Española (RAE) sólo admite la forma yogur.
Se cree que su origen es de Asia, luego se extendió a Europa a través de
Turquía y Bulgaria. Las primeras referencias aparecen en textos antiguos. Los
entendidos dicen que Moisés lo menciona como uno de los alimentos que Dios
brindaba a su pueblo. Otros señalan que fue conocido antes que la agricultura.
Según parece, los primeros consumidores de yogur fueron los
pueblos nómadas de las comunidades asiáticas, que fueron avanzando en las
técnicas de producción. Las primeras elaboraciones se hacían fermentando la
leche poniéndola al sol, en unos sacos de piel de cabra.
Fue un alimento fundamental para estos pueblos, por la
facilidad de conservación, sus propiedades nutritivas y la facilidad con la que
lo transportaban. Dicen que Gengis Khan (guerrero mongol) obligaba a su
ejército tomar yogur para tener buena salud y estar fuertes.
En la sociedad occidental, se popularizó su consumo en el
siglo XX, cuando Metchnikoff, microbiólogo ucraniano, premio Nobel de Medicina en 1908) dijo que el consumo de
yogur ayudaba a la longevidad de los pueblos que lo tomaban, por los efectos
de las bacterias del yogur sobre la flora intestinal. De las comunidades de
los Balcanes, llevó el fermento a Europa y eso originó su fabricación.
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