EXPLORADORES EN ABU SIMBEL
Después de lo que vio, escribió:
“Cuando empecé a subir por la
colina arenosa, ya de regreso y pensando haber visto todas las antigüedades de “Ibsambul”,
me dirigí un poco más al sur. Cuatro gigantescas estatuas me asombraron. Estas estaban
empotradas en un gran nicho, pero casi en su totalidad enterradas bajo la
arena. No se puede saber si estas estatuas están sentadas o de pie”.
De Abu Simbel sólo se había oído hablar a un nubio (Haggi
Mohammad) en 1799, al que había interrogado los soldados de las tropas de
Napoleón, el nubio declaró que existían algunas aldeas con ruinas
arqueológicas.
Una vez que se supo de la existencia de Abu Simbel, muchos
viajeros llegaron a los templos con la esperanza de desenterrar su fachada y entrar
a su interior. Bernardino Drovetti (explorador) y Henry Salt (viajero y
naturista), llegaron tres años después de que lo hiciera Burckhardt.
Drovetti contrató a unos aldeanos para despejar de arena la
fachada del templo grande. Estos aldeanos, después de aceptar el trabajo se
negaron a hacerlo, miedosos de lo que pudiese encontrarse dentro del templo.
Salt lo intentó con la ayuda del italiano Giovanni Battista Belzoni (“egiptólogo”),
que llegó a Abu Simbel en 1816, éste, calculó que habría que despejar unos 10
metros de arena que no dejaban de caer desde lo alto del templo. No lo logró.
Dos años después volvió acompañado de dos capitanes de la
Royal Navy. Esta vez durante veinte días de trabajo muy duro logró hacer una
pequeña abertura con lo que consiguieron acceder al interior, era el 4 de
agosto de 1818. En el interior encontraron las estatuas del virrey de Kush y un
mono, más dos esfinges con cabeza de halcón.
En 1828 llegó a Abu Simbel Champollion, quien abrió un
pasadizo para acceder al santuario. La arena volvió a cubrir la entrada a los
templos. En 1831 el inglés Robert Hay pudo ver las cuatro estatuas de la
fachada del templo de Ramsés II hasta la base.
En 1850 Maxime du Camp, escritor y fotógrafo francés, llegó
a Abu Simbel para hacer las primeras fotografías, el templo estaba de nuevo
sepultado por la arena. En 1869, Auguste Mariette, egiptólogo francés, mandó
limpiar el templo, pero 5 años más tarde, cuando Amelia Edwards, periodista y
egiptóloga británica, visitó el templo de Ramsés II, los colosos del lado norte
se encontraban de nuevo cubiertos por la arena.
En 1909, Gaston Maspero, egiptólogo francés, pudo limpiar
por completo la fachada de los templos de Abu Simbel.
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