17 de octubre de 2013

EXPLORADORES EN ABU SIMBEL


El primer europeo que llegó hasta Abu Simbel fue el historiador suizo Burckhardt el 22 de marzo de 1813, fue ayudado por los árabes. Para conseguirlo se hizo pasar por un comerciante sirio, con el nombre de Ibrahim Ibn Abd Allah. Cuando llegó a Abu Simbel sólo pudo visitar el único templo del que le habían hablado, el templo de la reina Nefertari.

Después de lo que vio, escribió:

“Cuando empecé a subir por la colina arenosa, ya de regreso y pensando haber visto todas las antigüedades de “Ibsambul”, me dirigí un poco más al sur. Cuatro gigantescas estatuas me asombraron. Estas estaban empotradas en un gran nicho, pero casi en su totalidad enterradas bajo la arena. No se puede saber si estas estatuas están sentadas o de pie”.

De Abu Simbel sólo se había oído hablar a un nubio (Haggi Mohammad) en 1799, al que había interrogado los soldados de las tropas de Napoleón, el nubio declaró que existían algunas aldeas con ruinas arqueológicas.

Una vez que se supo de la existencia de Abu Simbel, muchos viajeros llegaron a los templos con la esperanza de desenterrar su fachada y entrar a su interior. Bernardino Drovetti (explorador) y Henry Salt (viajero y naturista), llegaron tres años después de que lo hiciera Burckhardt.

Drovetti contrató a unos aldeanos para despejar de arena la fachada del templo grande. Estos aldeanos, después de aceptar el trabajo se negaron a hacerlo, miedosos de lo que pudiese encontrarse dentro del templo. Salt lo intentó con la ayuda del italiano Giovanni Battista Belzoni (“egiptólogo”), que llegó a Abu Simbel en 1816, éste, calculó que habría que despejar unos 10 metros de arena que no dejaban de caer desde lo alto del templo. No lo logró.

Dos años después volvió acompañado de dos capitanes de la Royal Navy. Esta vez durante veinte días de trabajo muy duro logró hacer una pequeña abertura con lo que consiguieron acceder al interior, era el 4 de agosto de 1818. En el interior encontraron las estatuas del virrey de Kush y un mono, más dos esfinges con cabeza de halcón.

En 1828 llegó a Abu Simbel Champollion, quien abrió un pasadizo para acceder al santuario. La arena volvió a cubrir la entrada a los templos. En 1831 el inglés Robert Hay pudo ver las cuatro estatuas de la fachada del templo de Ramsés II hasta la base.

En 1850 Maxime du Camp, escritor y fotógrafo francés, llegó a Abu Simbel para hacer las primeras fotografías, el templo estaba de nuevo sepultado por la arena. En 1869, Auguste Mariette, egiptólogo francés, mandó limpiar el templo, pero 5 años más tarde, cuando Amelia Edwards, periodista y egiptóloga británica, visitó el templo de Ramsés II, los colosos del lado norte se encontraban de nuevo cubiertos por la arena.

En 1909, Gaston Maspero, egiptólogo francés, pudo limpiar por completo la fachada de los templos de Abu Simbel. 

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