LA VESTAL CORNELIA

En época de Tito Flavio Domiciano, la Máxima Sacerdotisa de las Vestales, fue acusada de incesto, aunque al parecer se trato de una calumnia.

El emperador había decidido dar muerte a Cornelia, la máxima de las vírgenes vestales, quizás por oscuros motivos o para dar ejemplo con este castigo, que era excepcional en Roma.

Usando su autoridad como Pontífice Máximo, convocó al resto de los pontífices a un juicio sumarísimo en su villa de Alba. Allí de forma tiránica, declaró a Cornelia culpable de incesto, sin darle ni siquiera audiencia. (Una ironía, pensando que el mismo Domiciano había cometido incesto con la hija de su hermano).

La condena fue inmediata y Cornelia invocó en su defensa a Vesta y los demás dioses entre lágrimas. Entre sus muchos lamentos, lo que repetía más a menudo era: “¿Cómo puede el Cesar pensar que soy culpable de incesto cuando él ha resultado conquistador y victorioso después de que yo realizara los ritos sagrados?”.

Para la vestal Cornelia, la mejor prueba y defensa de su virtud era que Roma había prevalecido en la batallas, y seguramente fuese inocente. Ningún dios hubiera dado la victoria a los romanos si las vírgenes vestales no fueran modelo de pureza.

En el año 91 a.C., fue sentenciada a ser enterrada viva.