LAS PANATENEAS

El día 28 del Hecatombeón, mes que inauguraba el calendario a mediados de verano, la comunidad ateniense celebraba una fiesta para honrar a Atenea, su divinidad, y exaltar el patriotismo cívico, virtud fundamental en la ciudad; "Las Panateneas".

La noche anterior a este gran día, los jóvenes de la ciudad subían a la Acrópolis para dedicar a la diosa sus danzas y gritos rituales. Al alba, toda la población se reunía en el barrio del Cerámico para organizar “la pompé”, la procesión panatenaica.

En ella desfilaban, por estricto orden de categoría, los ciudadanos en armas, sus mujeres e hijas ataviadas de gala, los representantes de las ciudades coloniales y aliadas, los metecos (extranjeros) e incluso los libertos(antiguo esclavo), los jóvenes combatientes iban a caballo y en un lugar preferente los jóvenes ganadores de las últimas Olimpiadas.

Atravesando el ágora por la Vía Sacra, el cortejo avanzaba hacía la cumbre de la Acrópolis para entregar a Atenea un nuevo peplo (vestidura amplia y sin mangas, con pliegues escalonados), elaborado por las doncellas de las principales familias.

La sacerdotisa de Atenea recibía el regalo en el exterior del templo(los griegos nunca entraban en las residencias de los inmortales), y tras esta ofrenda, se sucedían otras.

En el gran altar de Atenea Polias, se sacrificaban bueyes, cuya carne era distribuida, de forma jerárquica, entre los miembros de la comunidad.