FIESTAS LUPERCALES
Cada 15 de febrero se repetía en las faldas del monte Palatino, en la antigua Roma, el sorprendente ritual de las fiestas Lupercales.
Esta fiesta estaba dedicada a la exaltación de la fertilidad.
Dos grupos de sacerdotes (luperci) sacrificaban varias cabras, en el interior de la cueva Lupercal, ante dos jóvenes patricios.
Con la sangre de los animales manchaban la frente de los iniciados, que después limpiaban con un mechón de lana de cabra empapado en leche.
En ese momento los lupercos soltaban una carcajada ritual.
Tras un festín regado con vino, comenzaba la carrera ritual alrededor del Palatino.
Los lupercos, desnudos, agitaban látigos trenzados con lana de cabra y azotaban a cuantos salían a su encuentro, en especial mujeres, para concederles fecundidad.
Según Ovidio (poeta romano), el ritual procedería del tiempo en que Rómulo se apoderó de las sabinas. Los dioses, ofendidos por el rapto, castigaron a los romanos con la esterilidad de sus esposas.
La maldición cesó cuando un adivino inmoló un macho cabrio y golpeó a las jóvenes con las correas, hechas de la piel del animal.
El pueblo quedó “februatus”, que en lengua sabina significa “purificado”.
2 comentarios :
Hay que joderse, con perdón, con el adivino, ya se podía haber dado él solito...
Merce a ver si eran ellos los estériles, porque como siempre parece que la culpa es de las mujeres.
Un beso.
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