EL TESORO DE LA MINA KAISERODA
En una mina de potasio cerca del poblado de Merkers, al
sudoeste de Berlín, se descubrió el mayor tesoro nazi por parte de las tropas
aliadas. Es tesoro se encontraba a ochocientos metros de profundidad,
perfectamente camuflado para no ser encontrado jamás.
La mina conocida como Kaiseroda, tenía cincuente kilómetros
de túneles con cinco entradas y fue descubierta en 1945, cuando unos soldados
norteamericanos que controlaban el poblado de Merkers escucharon hablar del
lugar secreto y de lo que contenía.
Dos días después, dos oficiales del Ejército fueron al lugar
y, mediante un ascensor de setecientos metros de recorrido, llegaron al centro
de la mina. Allí encontraron el tesoro más grande de la historia hasta el
momento. Repartidos por los túneles, cuevas y rincones, encontraron, entre
otras cosas: ml millones de marcos guardados en quinientas cincuenta bolsas,
ocho mil quinientos veintisiete lingotes de oro, monedas de oro francesas,
suizas y estadounidenses, maletas con diamantes, perlas y piedras preciosas,
coronas dentales de oro…, todo ello robado a las víctimas de los campos de
concentración.
Este gran tesoro había sido escondido por orden del doctor
Fung, en ese momento presidente del Reichsbank. Se calcula que su traslado en
tren requirió trece vagones. Además del dinero y el oro, el lugar resultó ser
uno de los más grandes depósitos de obras de arte confiscadas por los nazis. Se
encontraron pinturas de quince museos alemanes e importantes libros. Los bienes
y obras de arte rescatados fueron transportados, con mucho cuidado, en más de
diez caminones a la sede del Reichsbank en Fráncfort, para clasificarlos y
restituirlos.
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