6 de julio de 2020

ANTIGUOS PUEBLOS-2


Excavaciones en Ur e Irak muestran que el Diluvio descrito en la Biblia pudo haber sido una inundación que ocurrió en el Valle de los ríos Tigris y Eufrates en un área de alrededor de seiscientos cuarenta y cinco kilómetros de longitud y ciento sesenta de ancho. El agua se elevó a una altura suficiente como para sumergir ciudades enteras y depositar una capa de arcilla de 2,5 metros de espesor. A los supervivientes debió parecerles que todo el globo se había inundado.

Lo más asombroso para las tropas de Thutmosis I, rey de Egipto alrededor del año 1525 a. C., en su invasión de Siria y Carchemish en el alto Eufrates, fue el Nilo cayendo del cielo, y el río que al fluir al norte fluía al sur. Los soldados eran hijos de la tierra sin nubes del Nilo, y por lo tanto les fascinó ver caer la lluvia (el Nilo del cielo) y se asombraron por la dirección del flujo del Eufrates. El Nilo fluye hacia el norte, de manera que norte significa para los egipcios corriente abajo, y pensaron que el Eufrates fluía en sentido contrario.

El Egipto Antiguo registró los nombres de los arquitectos que construyeron las grandes pirámides. El primer gran arquitecto, Imhotep, quien vivió hace casi cinco mil años, es conocido como el primer científico de la historia.

El edificio más antiguo, de cualquier clase, hecho por el hombre, es el edificio central de la mastaba (una tumba para reyes), de cuatro mil seiscientos años de antigüedad, construida en Sakkara, Egipto, para honrar al rey Loser, primer gobernante de la Tercera Dinastía. La base, de alrededor de 122 x 107 metros, estaba rematada por seis mastabas de dimensiones decrecientes, una sobre otra, llegando a una elevación total de casi 61 metros. Estructuras más pequeñas rodeaban la empinada pirámide, y el conjunto estaba rodeado por un elevado muro hecho de paneles y de piedra caliza, elaboradamente diseñados. El recinto medía 549 metros de longitud y 274 de anchura.

Todos los hombres de una ciudad eran necesarios para tirar de los cuatro mil remos del barco más grande: 128 metros de longitud por 17 de anchura, construido por el rey Ptolomeo IV de Egipto. Su muy particular afición era el construir barcos enormes. Como eran pesados y difíciles de manejar, normalmente resultaban inútiles.

A la muerte de Amenhotep III, fue construido un espléndido templo en su honor. Una de las dos grandes estatuas de Amenhotep que flanqueaban el templo emitía una nota aguda poco después de la puesta del sol. Parece haber tenido algún dispositivo interno instalado por los sacerdotes de Amón para impresionar a los incultos.

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