HISTORIA DE LA COCINA (HABITACIÓN)
Durante la mayor parte de la historia, la mayoría de los hogares no poseían una habitación separada del resto y pensada únicamente para cocinar. Los antiguos griegos cocinaban en estancias diferentes, llevaban de habitación en habitación los hornos portátiles y los braseros.
Los ingleses cocinaban en el exterior, sobre todo durante los meses de verano. Durante el invierno, la alimentación se basaba principalmente en queso y pan.
En la Europa Medieval, solía haber hogares interiores fijos, pero el recinto que albergaba el fuego para cocinar era sala de estar, dormitorio y baño además de cocina. Los vendedores de empanadas era un elemento importante en las ciudades británicas, abastecían a quienes vivían en apretadas casas rurales de una habitación arriba y otra abajo, en las que no había cocina.
En cambio, en las casas ricas europeas de la Edad media, se construían cocinas de madera separadas del edificio principal. Los que vivían en la casa principal disfrutaban de los beneficios de la comida, sin tener que soportar los olores y las grasas. Cuando se incendiaban estas cocinas, cosa que sucedía a menudo, se construían otras nuevas sin alterar la estructura de la casa principal. Una de sus desventajas era que la comida se enfriaban mientras se trasladaba de edificio.
Otras residencias medievales tenían cocina con techos altos y suelos de piedra, estas si se encontraban dentro del edificio principal.
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