PEDRO I DE RUSIA Y LA RUEDA AUTOMOTRIZ
Pedro I de Rusia, Pedro el Grande, (1672-1725) mantuvo
correspondencia con el doctor Orfirius, gracias a esas cartas se pudieron
conocer los detalles de la famosa “Rueda Automotriz” inventada por el doctor.
Se trataba de una rueda enorme sostenida por su eje y que giraba sin detenerse
jamás. De esa manera, el doctor Orfirius demostraba que había descubierto el
movimiento perpetuo.
En sus demostraciones el público quedaba asombrado y él
recibía grandes cantidades de dinero. Los científicos de la época dudaban de su
invento y lo acusaban de fraude. El doctor se defendía diciendo que le tenían
envidia.
El zar Pedro I, muerto de curiosidad hizo todo lo posible
para conocer al genio y que le vendiera su creación. Cuando lo tuvo ante él,
quiso probar el aparato. Para ello lo pusieron en una bodega, bajo llave y
custodiado por guardias, durante diez días. Una vez cumplido el plazo abrieron la bodega y comprobaron
que la rueda seguía moviéndose. Cobrando una considerable cantidad de dinero
por el invento, Orfirius volvió veloz a Alemania, su tierra natal.
Pasado un tiempo, cuando el zar quiso hacer una
demostración, la rueda no funcionó. Desarmaron el aparato y descubrieron un
ingenioso sistema de poleas que accionadas manualmente desde un compartimento,
la hacían girar a voluntad.
Según cuentan Pedro I, volvió a mover cielo y tierra hasta
atrapar a Orfirius y encerralo para siempre.
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