17 de octubre de 2019

EN BUSCA DEL ARCA DE NOÉ


Desde hace más de dos mil años, se busca el arca de Noé. El primer relato de una ascensión al monte Ararat, situado en Anatolia, en la actual Turquía, se remonta al año 300 d. C., y pertenece a la tradición ortodoxa. Llegado a media altura, el patriarca Jacobo recibe de un ángel los fragmentos de la nave sagrada.

Los viajeros se suceden uno tras otro; el flamenco Guillermo de Ruybroek en 1254, el veneciano Marco Polo en 1273, el provenzal Pitton de Tournefort en 1701. Ninguno de ellos llega a la cima del monte ni encuentra huellas del arca.

En 1829, G. F. Parrot lleva una expedición a la cima, aunque sin descubrir nada nuevo. Diez años más tarde, unos obreros turcos encargados de edificar barreras en la montaña afirman haber encontrado un navío muy antiguo que emergía de un glaciar, pero no pueden entregar ninguna prueba.

En la segunda mitad del siglo XIX, ocho expediciones llegaron a la cima del monte Ararat, pero ninguna logró traer un testimonio serio sobre el arca.

En agosto de 1952, los alpinistas franceses Navarra y De Riquer avistaron una forma extraña aprisionada en un glaciar. Sin pruebas no se atrevieron a contar su descubrimiento. Al año siguiente, Navarra partió de nuevo hacia el Ararat y logro grabar la forma bajo el hielo, pero las condiciones meteorológicas le obligan a parar su exploración. No muy conforme, esperó hasta 1955 para preparar una tercera expedición. Esta vez tuvo suerte. Navarra logra soltar una parte de la estructura, construida en madera, y recupera un trozo de viga. Los análisis muestran que se trata de un trozo de encina de una antigüedad de más de cinco mil años. Él siempre creyó que se trataba del arca de Noé.

Sin embargo, la presencia de un navío a esta altura es científicamente imposible. El planeta Tierra no posee suficiente cantidad de agua para elevar el nivel del mar a 4500 metros. E ningún caso las aguas descendientes habrían podido depositar un barco a esa altura.

Lo que sí es seguro es que una construcción de madera descansa bajo un glaciar en el monte Ararat. Todo un enigma.

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