OSOS Y LOBOS EN LA EDAD MEDIA
Los osos eran animales muy comunes en los bosques de la Edad
Media y eran objeto de grandes cacerías reservadas generalmente a los señores,
especialmente porque a ellos pertenecía el derecho a caza, y además porque eran
los únicos que tenían traíllas de mastines especialmente adiestrados.
Los villanos les temían a pesar de que eran animales fáciles
de domesticar. Su sueño invernal, su poca fecundidad y su falta de agresividad
hicieron que su caza fuese buscada con gran afición en aquella época.
Aparte del placer de la caza, su piel era muy buscada como
abrigo. Era muy común que los grandes señores, se protegieran del frío con
capas de piel de oso.
El lobo, en cambio, era una amenaza continua para el hombre,
incluso para los habitantes de las grandes ciudades. Su abundancia, su fuerza,
su astucia y el hecho de atacar en manadas hicieron del lobo un peligro
constante. Todos los bosques de Europa desde España a Rusia y desde Italia a
los Países Escandinavos se vieron afectados por esta plaga.
Únicamente Inglaterra, protegida por el mar, pudo exterminar
a estos animales. No valió de nada, los lobos se multiplicaban y en épocas de
penuria atacaban al ganado y a los hombres. En 1420 invadieron la ciudad de
París y se tuvieron que organizar batidas en sus calles.
La ferocidad del lobo y su continua presencia en pueblos y
aldeas hizo que se transformase en la bestia negra de leyendas y cuentos, hasta
el punto de creer en la posibilidad de convertirse el hombre en lobo, que llega
hasta nuestros días.
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