EXTRAÑOS ANIMALES-5
La agresividad sexual de la rana-toro macho es tal que
aparea con todo aquello que se mueve.
Se cree que los canguros pueden suicidarse por pena, al
igual que los perros cuando pierden a su amo. En 1989, una hembra de canguro
murió de repente en un zoológico de Brescia, Italia. Una semana después, su
compañero se tiró al barranco que separaba los animales del público, y murió.
Todos los inviernos, unos mil buitres se reúnen en el parque
nacional de Gettysburg, Estados Unidos, pero nadie sabe por qué. Los
investigadores han apuntado que la explicación esté en la sangrienta batalla
ocurrida en 1863. Más de 50 000 hombres estaban muertos o heridos en la zona.
Los buitres pudieron sentirse atraídos por la gran cantidad de carroña como
para volver allí cada año y pasar esa costumbre a sus descendientes.
Los indios Pies Negros utilizaban los perros como bestias de
carga, antes de que los conquistadores importaron los primeros caballos a
América.
En Nueva Guinea los cerdos están tan mimados que tienen todas
las costumbres de los perros: agachan la cabeza cuando se les regaña, se
aprietan contra el amo para que les den mimos, etc. Este trato no impide a los
dueños matarlos y comérselos, como ocurre en otros países.
No solo los pájaros emigran. Las tortugas verdes
sudamericanas nadan cada año casi 2500 kilómetros hasta la isla Ascensión, un
punto en el Atlántico que apenas tiene ocho kilómetros de ancho.
Rachel Flynn, de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, salvó su
vida en 1980 gracias a una gaviota. Cuando estaba paseando por la playa,
resbaló cayendo desde una altura de diez metros, y su cuerpo quedó tan herido
que no se podía mover. Al cabo de un rato una gaviota se posó sobre su pecho.
Rachel creyó que era una de las que ella y su hermana daban de comer a menudo
en su casa. Desesperada, le pidió que fuera a pedir ayuda. El animal voló hasta
la casa de su hermana y, según algunos testigos, golpeó con las alas y el pico
insistentemente en una ventana. Al final la hermana comprendió que la gaviota
quería decirle algo. El ave, la condujo hasta donde se encontraba Rachel.
Una concha de la almeja gigante Tridacna gigas, que vive en
los océanos Índico y Pacífico, llega a pesar 300 kilos.
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