20 de septiembre de 2019

EL SEXO EN LA HISTORIA-2


Según Hipócrates,el útero de las mujeres que no practican asiduamente sexo se deseca y cierra herméticamente, lo que atormenta a todo su cuerpo.

Para saber si una mujer era fértil, los médicos del antiguo Egipto le hacían sentarse sobre una mezcla de dátiles y cerveza. Si vomitaba era signo de que podía quedarse embarazada.

Paracelso decía que el semen provenía de todas las partes del cuerpo y que acudía a los testículos durante el acto sexual.

Los aztecas se excitaban sexualmente bebiendo chocolate.

Los godos enterraban vivo a todo aquel sospechoso de ser homosexual.

Solo la hembra del topo y de la hiena comparten con la mujer el hecho de tener himen.

Según dicen, una de las fantasías del poeta británico Lord Byron (1788-1824) era la de disfrazar a sus amantes con ropas de hombre para hacerlas pasar por sus primos en los hoteles donde se citaban.

Los testículos de los europeos tienen el doble de tamaño que los de los chinos.

Entre los pueblos germanos, el adulterio estaba penado con la quema de la mujer. El amante era ahorcado sobre sus cenizas.

Para conseguir que la actriz Hedy Lamarr simulara una expresión de orgasmo en una de las escenas de la película Éxtasis (1932), su directos, Gustav Macharty, le propinó un pinchazo con un alfiler en las nalgas.

En la China del siglo XIX, solamente el marido podía contemplar los pies desnudos de su mujer.

De Serves decía que una de las causas de la esterilidad femenina es la belleza excesiva. Ello se debe a que estas mujeres atraen más sangre hacia las distintas partes del cuerpo, de manera que no les queda fluido libre para formar el semen.

El médico Nicolás Venette (1622-1698) sostenía que la mujer puede autofecundarse si se le perfora el clítoris.


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