REX BIBENDI EN LA ANTIGUA ROMA
Las cenas romanas terminaban con los brindis a los dioses
implorando la protección para todos los asistentes, el emperador y la patria.
En los festines, después de esta ceremonia comenzaba la “comissatio”, sobremesa
o velada nocturna que duraba, muchas veces, hasta el amanecer.
Se trataba de un segundo banquete en el que se alternaban
música, juegos, lecturas, discursos, actuaciones de comediantes y bufones,
bailes y todo tipo de espectáculos desenfrenados. Los invitados se adornaban la
cabeza con coronas de flores, hiedra o laurel en la creencia de que el aroma de
estas plantas neutralizaría los efectos del vino.
Se nombraba un rey de la fiesta, “Rex bibendi”, título que
casi siempre recaía en el dueño de la casa. Debía ser un experto en banquetes y
vinos. Procuraba estar alegre, sin estar borracho. Su misión era que cuidar de
que los invitados estuviesen bien atendidos y no se emborrachasen. El rey de la
fiesta no debía autorizar las cosas deshonestas, pero no podía poner límites al
placer.
En esta fiesta se solía tomar vino caliente mezclado con
agua. La mezcla se hacía en la crátera, que era un gran recipiente con patas.
para sacar el vino de ella y servirlo en las copas se utilizaba un vaso con un
largo mango (cyathus). Las cráteras, cuyo origen es griego, solían estar muy
decoradas.
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