29 de septiembre de 2019

EL MUNDO DE LOS LIBROS


La primera colección de las fábulas de Esopo a base de animales, se reunió 200 años después de su muerte, e incluía muchas que tuvieron su origen bastante después que el esclavo griego de África hubiese abandonado este valle de lágrimas.

La obra máxima de Freud es La Interpretación de los Sueños (1899), por la cual recibió 209 dólares. El mismo Freud decía de ella: “Una inspiración como ésta no la tiene uno sino una sola vez en la vida”. Sin embrago, tuvieron que pasar ocho años, antes que el total de la primera edición, 600 ejemplares, se vendiese. La obra se ha reimpreso muchas veces en muchos países.

La narración de Kepler, “Sommnium”, publicada después de su muerte en 1630, es la primera obra de auténtica ciencia ficción, en oposición a lo fantástico, porque fue la primera obra en que se trata de describir la superficie de la Luna como realmente es.

El primer hombre que trabajó sobre los ángulos rectos de un cuadrilátero determinado, en relación con el quinto postulado de Euclides, fue Omar Khayyam. Omar debería ser recordado como gran matemático y astrónomo, pero sus ingeniosos cuartetos le hicieron más famoso como poeta hedonista y agnóstico.

Un matemático húngaro, Farkas Bolyai, publicó un libro de texto sobre matemáticas, en 1871, no se había encontrado un solo fósil, que se hubiera considerado como prehumano, para apoyar sus ideas. Aunque vio más tarde que su teoría era cierta, fue formulada totalmente sin evidencia física y se basaba completamente en especulaciones.

Examinando 200 cuentos de hadas de los hermanos Grimm, un recuento sumario de los tipos masculinos y femeninos que en ellos aparecen revela una fuerte dicotomía. Hay dieciséis madres o madrastras malvadas y solo tres padres o padrastros malvados. Hay veintitrés brujas malas y solo dos brujos malos. Existen trece mujeres jóvenes que matan o ponen en peligro a los hombres que aman, pero un solo hombre que perjudica a su novia.

Hasta 1609, sesenta y seis años después que el libro había sido ya publicado, Kepler descubrió que un ministro luterano había añadido un prefacio no autorizado a la obra clásica de Copérnico. El prefacio decía que la teoría copernicana no se presentaba como una descripción de los hechos reales, sino como un arbitrio científico para facilitar la computación de los cálculos planetarios. Esto desprestigiaba todo el libro y comprometía la reputación de Copérnico. Durante trece años Copérnico dudó en publicar sus teorías, pensando en que cualquier sugerencia que la Tierra se movía sería considerada como herética y podría causarle problemas. Copérnico dedicó, con prudencia, su obra al papa Paulo III, pero su trabajo no fue retirado del Indez Librorum Prhohibitorum, la lista de libros oficialmente prohibidos por la iglesia, hasta 1835.

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