8 de febrero de 2019

LA CUARESMA EN EL SIGLO DE ORO


La Cuaresma coincidía con un período de mucho trabajo: poda y escardo de las viñas, cogida y prensa de aceitunas, etc. En esa época se imponía el recogimiento hasta el punto que hasta el teatro permanecía cerrado. El ayuno se aplicaba de manera muy rigurosa.

Los españoles tenían el privilegio de que por la Bula de la Santa Cruzada podían consumir huevos y leche, privilegio que se extendería a finales del siglo XVIII al consumo de la carne durante cuatro días a la semana. La Cuaresma se representaba habitualmente como una vieja de siete piernas, sus siete semanas.

La Cuaresma culminaba con la Semana Santa, con espectaculares procesiones, el miércoles, jueves y viernes santo, con muchísimas cofradías parroquiales y penitentes que paseaban por recorridos tradicionales la imaginería santa del Renacimiento y el Barroco.

El Domingo de Resurrección se inauguraba el período de estío. Junto con la significación religiosa de la resurrección de Cristo representaba el tránsito del invierno a la primavera, el estallido del amor en el mes de mayo y junio. La noche de San Juan marcaba el momento cumbre del ciclo erótico. A la fiesta del amor la iglesia asoció la de la Eucaristía, con la procesión del Corpus Christi, cargada de exaltación.

0 comentarios :