6 de octubre de 2017

LLUVIAS EXTRAÑAS (2)


Desde la antigüedad los relatos de lluvias de sangre o de productos que contienen sangre han marcado la historia. Más escasas han sido las caídas de pedazos de carne; una en Kentucky en marzo de 1876. Otra ocurrida el 27 de agosto de 1968 y acompañada de una lluvia de sangre, que se extendió sobre un kilómetro cuadrado.

Desde el maná, que según cuenta la Biblia habría salvado al pueblo judío, el cielo no ha dejado de repartir, de vez en cuando, productos de la tierra. En 1867 cayó en Dublín una granizada muy violenta de avellanas. En el verano de 1971, una lluvia de porotos (alubias) africanos en Brasil. El 12 de febrero de 1979, granos de mostaza y berro invadieron un jardín inglés en Southampton.

Además de la caída de objetos como ladrillos, existen las lluvias de trozos de hielo. El astrónomo Camilo Flammarion, cuenta el caso de un trozo de hielo de 5 metros por 2 que había caído en la época de Carlomagno. En el Times del 14 de agosto de 1849, se publicó que una masa de 6 metros de diámetro cayó la noche anterior en Rhosshire, Escocia.

La caída de hielo además trae consecuencias. En el años 1950, en Devon, le cayó un trozo de hielo de siete kilos a un carnero, lo decapitó. En Dusseldorf, el 10 de enero de 1951, un carpintero alemán murió atravesado por una lanza de hielo de dos metros de largo cuando estaba sobre un techo. En 1896, en Essen, Alemania, cayó un bloque de hielo del cielo con una carpa congelada en su interior.

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