29 de enero de 2016

ORIGEN DEL CORDERO


No se sabe muy bien de dónde procede el cordero. Por la Biblia, se sabe que Jacob asó un cordero, Abraham y Abel sacrificaron uno cada uno, así que su origen es bastante antiguo.

Existen muchísimas razas de cordero: en los montes de Chipre, Cerdeña y Córcega se crían algunos ejemplares de cordero, esta raza está casi extinguida, los corderos son muy grandes, con unos cuernos enormes. Los corderos del mar Caspio, de El Cabo y los de Astrakán, tienen unas colas tan gruesas que en ocasiones pesan varios kilos. El rey don Pedro de Castilla importó corderos asiáticos, que se aclimataron muy bien a los suelos españoles, esa raza es la merina, tan famosa por su lana. Los corderos eran considerados patrimonio de la Corona, por un cordero se pagaban hasta 500 piastras. Los hidalgos compraron corderos y se dedicaron a criarlos, lo que les hizo ganar mucho dinero.

El rey de Inglaterra Eduardo IV consiguió del rey de España tres mil cabezas de la raza merina. El traslado a Inglaterra y el cambio de clima dio una lana más larga y menos fina. Tanto aprecio les tenían estas lanas, que para recordar la importancia de la industria lanar se ordenó en la Cámara de los Lores hubiera siempre a la vista un saco lleno de lana, sobre el que se sentaba el canciller de Inglaterra.

España también proporcionó a Francia corderos. De  la cría de corderos en Francia y en Normandía se creó una nueva raza de corderos llamada “presale”=”prado salado”, que da una lana magnifica, por la cercanía del mar que le aporta salitre, lo que mejora la lana.

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