LOS MISTERIOS DE LA GRAN ESFINGE DE GIZEH
La Gran Esfinge de Gizeh, encierra algunos de los más indescifrables misterios de Egipto.
En 1818, el capitán Giovanni Battista Caviglia consiguió desenterrar de las arenas del desierto esta gigantesca figura de león tumbado con cabeza humana. Esta sfinge se asoció rápidamente con los rasgos del faraón Kefrén, además se encontró junto al pasillo que conduce a su pirámide.
La Gran Esfinge de Gizeh mide 70 metros de largo, por 15 de ancho y 20 de alto. Según cuentan, cuando los obreros construían la pirámide de Kefrén arrancaron la piedra necesaria para levantar la estructura interna de la pirámide, dejaron en mitad de la cantera una gran roca que recordaba en su forma a la figura de un león tumbado, los canteros no tuvieron más que esculpir los detalles, hasta lograr la apariencia adecuada, luego se unió la cabeza.
Esta Esfinge ha despertado desde siempre el embrujo de todo el que la ve. El faraón Tutmosis IV (1.400 a. C.), cuando todavía era príncipe, se quedó dormido a la sombra de la Esfinge y ésta le habló diciéndole que la desenterraba le coronaría rey de Egipto, parece ser que lo hizo. Plinio el Viejo, en el siglo I d. C., afirmó que bajo su cuerpo existía un corredor que la unía con la Gran Pirámide. Claudio, Ptolomeo, Cicerón, Séneca, Horacio, Hefesio, etc., mencionaron la existencia de unas cámaras bajo la Esfinge. Jamblico (filósofo griego) explicó que tenía una gran puerta, con hojas de bronce, y en su interior se celebraban ritos de la diosa Isis.
El director del patrimonio de Gizeh, Zahi Hawass siempre se ha opuesto a que se realicen excavaciones en la zona. Los expertos se preguntan de qué tiene miedo el señor Hawass. Se rumorea que ya se han realizado algunas excavaciones secretas, pero que los resultados obtenidos son tan devastadores para la fe de los egipcios, que no se atreven a revelarlos.
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