31 de agosto de 2014

LA ALIMENTACIÓN EN ESPAÑA EN EL SIGLO XVIII


Jan Josef Horemans (Siglo XVIII), “La Cocinera”

En el siglo XVIII, en España, la situación económica no era demasiado buena. Las tierras de las dos Castillas, de Andalucía y de León, no sólo no dan cosechas, sino que padecen enfermedades y plagas. Una de las plagas es la de la langosta africana, que partiendo de Castilla la Nueva, se extiende a todas las tierras de cultivo. Esta plaga tuvo su mayor apogeo entre 1775 y 1776.

A principio de siglo se cultivaba trigo, cebada y centeno, durante la segunda mitad de siglo, se unen a éstos, el maíz, que conocían desde el siglo XVI, pero no cultivaban. Otro cereal importante era el arroz. Además de los cereales las legumbres también tienen su importancia en la alimentación de los españoles; garbanzos, lentejas, alubias, habas.

De las aceituna sacaban el aceite y de la vid obtenían vino, que no era usado sólo como bebida, sino para transformarlo en aguardiente. Los árboles frutales que dominaban la alimentación eran el manzano y el naranjo.

En esta época se empezaron a utilizar los aderezos; canela, azúcar, y azafrán, además del perejil y clavo. Las yemas de huevo se utilizaron para aligerar cualquier salsa.

En la España de esa época, se hablaban maravillas del pan, se decía que se elaboraba con una harina extraordinariamente blanca, haciendo el mejor pan del mundo. De la cocina de esa época resalta la “Olla podrida”, que era una mezcla de todas las clases de carne que se cocían juntas, una mezcla de verduras; ajo, boniato, zanahoria, col, calabaza, patata, y judías. Todas las comidas eran excesivamente grasas, principalmente el aceite de oliva y la manteca de cerdo.

En cuanto a bebidas, se consumían vino y agua. En Madrid tenía mucho éxito el chocolate y el café.

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