ORIGEN DEL BOLSO
Parece ser que las primeras bolsas para guardar objetos se
originaron en Roma y en Grecia. Mercurio, el dios romano del comercio, era
representado con una bolsa de mano. Los egipcios, asirios, babilonios y fenicios, etc., también utilizaban algo parecido a bolsas o bolsos.
Los bolsos actuales derivan de las escarcelas medievales,
una bolsa redonda por abajo y por arriba. Su cierre estaba pensado para que los
ladrones no pudieran actuar, este cierre consistía en un afilado puñal o un
cuchillo atravesado. La utilizaban los mensajeros y peregrinos para llevar
documentos.
Más adelante, el bolso, lo utilizaron los hombres y mujeres
como adorno de uso habitual, lo llevaban colgado con un complicado sistema de
cordones y un cinturón. También eran comunes, según su lugar de origen; las “bolsas
de matrimonio”, las “bolsas parisienses”, y las “bolsas venecianas”. Los hombres
se las regalaban, llenas de monedas de oro a sus futuras esposas.
La historia de los bolsos también está vinculada a la
iglesia cuando se empezaron a utilizar las limosneras, para guardar monedas
para las donaciones. Un tiempo después, estas limosneras, se utilizaron, además,
para no tener que llevar las cosas en la mano. En su interior tenían una bolsa
de cuero, para que fuera más resistente, los cierres estaban grabados con reproducciones
de capillas góticas, en hierro, oro y plata.
Durante la Revolución Francesa, volvieron las líneas
clásicas. Las mujeres pusieron de moda una bolsa alargada, confeccionada en
tela de seda de colores, se cerraba con cordones, y se llevaba colgada del
brazo. Para la noche la tela era de terciopelo de Damasco, y unas tiras de
cadena fina, en lugar de los cordones. Estos bolsos sólo los utilizaban las
mujeres casadas, las solteras usaban tarjeteros (especie de cartera de mano).
Desde entonces, el uso del bolso fue algo habitual, fabricándose
de distintas formas y materiales según la época.
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