LA BODA DE CARLOS I DE ESPAÑA E ISABEL DE PORTUGAL
El 11 de marzo de 1526 contraían matrimonio Carlos I de
España (1500-1558) e Isabel de Portugal (1526-1539). Para poder celebrar este
enlace, el rey tuvo que hipotecar las villas de Úbeda, Baeza y Andújar para poder
pagar la dote que el rey Juan III de Portugal otorgó a la novia, Isabel. Sólo pudo
pagar la 300.000 doblas en vez de las 900.000 que pedía el rey de Portugal.
Enrique Flórez de Setién y Huidobro (1701-1773), religioso
agustino, historiador, traductor, geógrafo, etc., describe la ceremonia de la
entrega de la novia, el 7 de enero de 1526:
“A unos treinta pasos antes de la raya salió la emperatriz
de la litera en que venía, subiendo a una hacanea blanca, en cuya disposición
se apearon los portugueses a besarle la mano, llegando cada uno por su orden, y
despidiéndose de ella la trajeron los infantes a la raya de Castilla, donde los
nuestros la esperaban.
Apeáronse todos; besáronle la mano y volvieron a tomar los
caballos. Hízose un gran círculo de las dos comitivas, portuguesa y castellana,
que formaban un lucido anfiteatro cual jamás se había visto en aquel campo,
cual era ya de competencia entre las dos naciones sobre quién había de vencer
en el brillo de galas y aderezos (…)
Ceñían los costados de la emperatriz los infantes sus
hermanos; acercarónse a ella el duque de Calabria, el arzobispo de Toledo y el
duque de Béjar, y, teniendo los sombreros en la mano, dijo el primero: “Señora,
oiga Vuestra Majestad a los que somos venidos por mandado del emperador nuestro
señor, que es el fin mismo a que viene Vuestra Majestad”.
Y dicho esto mandó a su secretario que leyese el poder que
traía del emperador para recibirla. Leído en voz alta, dijo el duque: “Pues
Vuestra Majestad ha oído esto, vea lo que manda”. Manteníase la emperatriz con
real serenidad, pero callando. El infante don Luis tomó de la rienda de la
hacanea, y dijo al duque de Calabria: “Señor, entrego a Vuestra Alteza a la
emperatriz mi señora, en nombre del rey de Portugal mi señor y hermano, como
esposa que es de la Cesárea Majestad del emperador”.
Y dicho esto se apartó del lado derecho de la emperatriz
donde estaba, y el duque tomando el mismo lugar y rienda dijo: ”Yo, señor, me
doy por entregado de Su Majestad en nombre del emperador mi señor”.
Los infantes besaron la mano de la emperatriz mereciendo que
su Majestad los abrazase, y todos se despidieron muy de prisa por el sobresalto
que les conturbaba…”.
La boda se celebro el 11 de marzo de 1526 en un salón del
Alcázar de Sevilla. Los novios pasaron la luna de miel en Granada, donde Carlos
I regaló a su esposa unas flores rojas que acababan de llegar de Oriente, se
llamaron, más tarde, claveles.
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