LA BANDA DE NERÓN
Nerón Claudio César Augusto Germánico (37 d. C.-68 d. C.),
el emperador del Imperio romano, fue toda su vida en busca de sensaciones
desconocidas. Al caer la noche se disfrazaba, se cubría la cabeza con el bonete
de los libertos, otras veces una peluca, o un casco, y se lanzaba a la aventura
por todos los tugurios de la ciudad de Roma.
Se lo podía ver en los garitos de mala muerte, o en los
lupanares de los barrios bajos. Le acompañaban sus guardaespaldas disfrazados
como él, que lo ayudaban en sus malas acciones.
A la “banda de Nerón”, la temía todo el mundo. Destrozaban las
puertas de los comercios, de las casas, robaban todo lo que se les antojaba. Después
todo lo conseguido con los robos lo revendía en su palacio, donde había
instalado una tienda-cantina.
Atacaban a los que volvían tarde a sus casas; los hacían
saltar por el aire en una manta sostenida por las cuatro esquinas (lo que suele
llamarse, un manteo), golpeaban a los hombres dejándolos medio muertos,
violaban a las mujeres y a los jóvenes, etc.
A pesar de que él se creía que nadie lo conocía, por ir
disfrazado, todo el mundo sabía que era el emperador, se le identificaba
perfectamente por sus rasgos faciales, muy conocidos por ser la efigie de las
monedas. Por ese motivo, los ciudadanos no se defendían como debían, no hubiera
servido de nada acusar al emperador.
Las fechorías de Nerón, sirvieron para que los verdaderos
ladrones, actuaran a sus anchas haciéndose pasar por la banda de Nerón. De ese
modo, las calles de Roma por la noche, en el siglo I, se volvieron muy peligrosas.
En una ocasión, un caballero de nombre Julius Montanus,
estaba furioso porque Nerón y su banda no dejaban de incordiar a su esposa, se
acercó al emperador y le dio unos puñetazos. Como consecuencia de esa paliza,
Nerón tuvo que permanecer oculto en palacio, de la cantidad de moretones que
tiene, y eso delataría su participación en la banda.
Montanus, le envió a Nerón una carta pidiéndoles disculpas. Eso
para Nerón fue toda una sorpresa; si sabía que el delincuente era él, se había atrevido
a golpear a Nerón, emperador de Roma. Según la tradición de los emperadores
romanos, le envió a Montanus la orden de suicidarse.
A partir de ese momento, Nerón sigue saliendo a cometer sus
delitos, pero se vuelve más prudente. Sus guardaespaldas y soldados lo siguen a
una distancia prudente, y sólo actúan (violentamente) cuando su amo está en
peligro.
2 comentarios :
Ese Nerón era un bribón, jajajaja
El Mio Cid, un buen granuja. Un saludo.
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