HUEVOS COCIDOS
Cuentan las crónicas que el rey de Francia Luis XV era un verdadero especialista descabezando huevos, con solo un golpecito certero hacía saltar el casquito causando la admiración de los cortesanos. Siempre que comía en público se hacía servir huevos cocidos.
Alfonso XIII comía los huevos a la española, cascándolos por medio y vertiendo su contenido en una copa de cristal. En una ocasión, estando don Alfonso comiéndose un huevo, una dama, inglesa, allegada a él, lo miraba fijamente con gesto de reprobación. Él pensando que ella estaba escandalizada exclamó:
-Y además le voy a hacer sopas. Dicho esto, desmigó pan dentro del huevo, lo revolvió todo y empezó a tomarlo a cucharadas.
Ella aterrorizada le dijo:
-Jamás un inglés o un francés lo hubiera hecho. -¿Cómo comen los huevos?
-Pues introduciendo en la cáscara un trocito de pan cogiéndolo delicadamente con los dedos y la clara pegada se rasca con una cucharilla.
El salar un huevo cocido no parece muy difícil. Uno de sus inconvenientes es que la sal no se disuelve fácilmente, se suele formar un grumo. Comiendo el huevo “al estilo extranjero” se soluciona el problema echando la sal e inmediatamente sobre ella una gota de agua para disolverla.
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