LA SEÑORA JONES
El 16 de agosto de 1747, un
destacamento del Regimiento de Hibernia (regimiento irlandés al servicio del
ejército de España), por entonces al servicio de España, fue sorprendido por
corsarios argelinos al trasladarse de Mallorca al continente. Los soldados
resistieron a la primera galeota que les atacaba hasta agotar toda su pólvora,
después de lo cual, lanzándose al abordaje del enemigo, arrojaron a los turcos
al mar. Entonces los embistió otro gran buque pirata y no tuvieron otra
alternativa que rendirse.
El grupo se componía de un
teniente coronel, seis capitanes, diez oficiales subalternos y cerca de sesenta
soldados. Al llegar a Argel, los tres colores del regimiento, una cruz sobre
fondo blanco y las armas de Irlanda con la inscripción “Reggimento di
Hibernia”, continuaban flotando sobre la galeota turca capturada. Entre las
damas de a bordo figuraban la señora Jones con dos hijos de corta edad y su
hija Nancy de un primer matrimonio, una joven de apenas diecinueve años;
viajaban acompañadas por una doncella.
Sufrieron malos tratos, uno
de los niños, de menos de ocho años, fue obligado a traer agua, barrer el suelo
y llevar basura, los vistieron con ropa vieja y andrajosa.
Cierto día, la señora Jones
estaba sentada, con el niño menor en los brazos, ante la puerta de la casa en
que se hospedaba, cuando pasó un turco, el cual se puso a importunarla dándole
la alternativa entre ceder a sus deseos o morir. Ella se retiró a una
habitación interior y de allí a un desván accesible solo por una escala que
quitó después de subir. El turco cogió al niño y habiendo amenazado y suplicado
sucesivamente a la madre, sacó su espada e hirió a la criatura en un brazo.
La señora Jones lanzó un
grito, entonces el turco hirió a su víctima en el otro brazo; finalmente le
cortó una mano y la arrojó a la madre; ésta cogió la mitad de una muela rota,
que se encontraba en el desván, y la lanzó sobre el turco, destrozándole una
pierna.
El hombre mató entonces al
niño, le cortó la cabeza y descargó sus pistolas sobre la madre, fallando los
disparos. La señora Jones esperó el momento propicio y entonces derribó al
asesino con la otra mitad de la muela. Después bajó y le acabó con su propia
espada, metió el cadáver del niño en un canasto y se fue a ver al bey (en el
imperio turco, gobernador de una ciudad, distrito o región).
Nunca se supo que fue de la señora Jones.
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