HISTORIAS DE LA ANTIGUA ROMA-2
Julio César, tratando de incrementar la población de Roma, concedía premios a las romanas que tenían muchos hijos. Las mujeres sin hijos tenían prohibido viajar en literas o lucir joyas.
En el apogeo de su poder, el gladiador romano Espartaco, quien encabezo una rebelión de esclavos en el año 73 a. C., tenía bajo su mando a 90 000 hombres y dominaba casi toda la Italia Meridional.
Hace alrededor de 19 siglos, el naturalista romano Plinio el Viejo reconocía los síntomas que anunciaban de un terremoto a los que los geofísicos actuales también están atentos; temblor previo, turbidez de pozos y aves atemorizadas. Plinio agregó a la lista también una niebla anómala en un firmamento que normalmente debía estar claro, una idea que solamente ahora está siendo aceptada como una señal válida.
Un ave rara considerada como un aviso de mal agüero por los adivinadores de la Roma antigua. De la palabra monere (advertir),derivaron monstrun (aviso de mal agüero), de donde se deriva nuestra palabra monstruo.
Julio César se vio obligado por la congestión creciente de la circulación, a prohibir en Roma todos los vehículos con ruedas durante las horas del día.
La palabra milia (miles) de los romanos ha llegado hasta nosotros como milla. Una milla era la distancia cubierta por 1000 pasos de un legionario en marcha.
La ciudad italiana de Ravena fue en un tiempo un puerto importante en la costa del Mar Adriático. En el año 402 de nuestra era, Honorio la hizo capital del Imperio Romano de Occidente. Hoy, Ravena está a más o menos 8 kilómetros del mar, y ya no es un puerto. Arena y sedimentos arrastrados de las llanuras de Lombardía por el gran río Po y empujados por corrientes marinas, formaron lentamente una inmensa barrera de arena, sepultando el puerto y formando nuevas tierras mucho más allá de él.
0 comentarios :
Publicar un comentario