EL ABATE MOIGNO
François-Napoleón-Marie Moigno (1804-1884), más conocido como abate Moigno, era un monje interesado por la ciencia. Fue pionero de la divulgación científica al intentar llevar al mundo las maravillas de la tecnología del siglo XIX.
Cuando Moigno se enteró de que se acababa de inventar un dispositivo para grabar la voz humana, el fonógrafo de Edison, quedó fascinado e inmediatamente se interesó por todo lo escrito al respecto, incluso se hizo con una réplica construida en parte por él mismo.
Decidido a enseñar al mundo esta maravilla de la mecánica, realizó una gira por París, que resulto trágica. En la primera demostración llevada a cabo en La Comuna lo acusaron de embaucador y lo encarcelaron durante un par de días. En su segunda demostración, en las afueras de París, a pesar de ser un monje, lo acusaron de brujo espiritista e intentaron lincharlo. En la tercera, su aparato sufrió una grave avería cuando uno de los caballeros presentes se asustó y le disparó con su pistola.
Enfadado por no poder hacer comprender al público la utilidad de esta maravilla, se dirigió a la Academia de Ciencias de París. El resultado no fue mucho mejor.
William Barret, físico y amigo suyo, relató el hecho:
“Todos los sabios presenten declararon, siguiendo al profesor Tait, que la reproducción de la voz humana por un disco de acero era físicamente imposible, debido a las sutiles formas de las ondas producidas por el habla, aunque admitían que la música podría transmitirse de este modo. El abate fue acusado incluso de tener escondido un ventrílocuo debajo de la mesa. Dejó la habitación enfadado”. Tait se fue insultando y el público no dejo de reírse en la cara de Moigno.
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