PASO DE ARMAS EN LA EDAD MEDIA
En el paso de armas se demostraba el valor de un caballero medieval, el llamado mantenedor se situaba, durante unos ciertos días, en las inmediaciones de un castillo, camino, puente…, para impedir pasar por el lugar, para acceder se tenían que cumplir una serie de condiciones. Los que intentaban pasarlo se convertían en aventureros y tenían que luchar contra el mantenedor y sus compañeros. Junto a estos pasos de armas, siempre aparecía el auténtico caballero andante, que iba de acá para allá, de un país a otro. Estos caballeros no solo buscaban aventuras, tenían otros motivos: agravios, búsqueda de fama, dinero, razones políticas, etc.
Algunos pasos de armas célebres:
En el paso de armas de Suero de Quiñones, éste había prometido llevar una argolla el cuello todos los jueves, en señal del cautiverio en que le tenía su dama. Para liberarse de esta obligación, se comprometió a defender, junto a nueve compañeros, el puente leonés de San Marcos de Orbigo desde el 10 de julio al 9 de agosto de 1439. No se rompieron las 300 lanzas ajustadas en el compromiso, romper una lanza equivalía a derribar a un caballero de su montura o a hacer sangre, pero se liberó de su voto al mantenedor del paso.
Antes de este suceso, uno de los infantes de Aragón, don Enrique, organizó otro paso de armas en Valladolid el 18 de mayo de 1428. Se llamó el paso de la Fuerte Ventura. El infante había levantado una fortaleza de torres con campanario, pilar que parecía de piedra y, encima un grifo dorado con un estandarte en los brazos, y en las torretas damas bien animadas.
Se trataba de pelear con los caballeros que acudiesen al lugar atraídos por la fortaleza de la Ventura. Los primeros en hacerlo fueron el rey de Castilla Juan II, y veinticuatro de los suyos, y en uno de los lances, el mayordomo del rey, Rui Díaz de Mendoza mató a uno de los mantenedores: Álvaro de Sandoval.
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