22 de mayo de 2018

FILÁNTROPOS-2


La heredera más rica de su época fue la baronesa Angela Burdett-Coutts, amiga de Charles Dickens. Dio la mayor parte de su inmensa fortuna a causas que consideró que valían la pena, no solamente a iglesias, obispados y becas, sino sosteniendo campesinos pobres en Turquía, construyendo casas modelo en el East End de Londres, pagando un levantamiento topográfico de Jerusalén, enviando desmotadoras de algodón a Nigeria, patrocinando instituciones benéficas para la protección de aborígenes australianos, proporcionando lanchas salvavidas para Bretaña, campanas para la Catedral de Sao Paulo y fuentes para que bebieran los perros; la lista es interminable. Cuando la reina Victoria la hizo noble, en el año 1871, fue un caso extraordinario, ya que una mujer nunca había recibido ese honor, a no ser que fuese la amante de un rey, ella lo ganó por sus méritos.

Tadeus Kosciusko (1746-1817), patriota polaco que lucho en el ejército de Washington durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, especificó en su testamento que las tierras que había recibido se vendieran y con el dinero se comprara la libertad de los esclavos negros.

Gerrit Smith, un comerciante de ascendencia holandesa, puso a disposición de esclavos fugitivos 48 560 hectáreas de tierras sin cultivar, en Adironadack.

Andrés Carnegie donó a bibliotecas, proyectos de investigación y empresas a favor de la paz mundial, alrededor de 330 000 000 dólares.

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